No dejes que tu hijo se deshidrate
Con la llegada de los primeros calores los padres estamos muy atentos a proteger a nuestros hijos con cremas solares, aislarles de posibles insectos que les puedan picar y vigilar que sus comidas no se vean contaminadas, pero hay un problema al que, quizás porque es más silencioso, no nos ocupamos de prevenir con el mismo ímpetu, nos referimos a la deshidratación.
Si a un niño le pica una avispa o se hace una herida va a llorar y nos va a alertar, en cambio, la deshidratación llega en silencio, no da síntomas hasta que el niño está afectado, por ello somos los padres los que debemos estar muy atentos a que nuestro hijo esté siempre bien hidratado.
Creemos que un niño tiene las mismas necesidades que un adulto en cuanto a beber agua, pero no es así, los niños entre 0 y 3 años tienen un componente hídrico mucho mayor y por lo tanto son mucho más vulnerables por la falta de agua. Además sus centros reguladores de la sed no están aún perfeccionados por lo que un niño puede sufrir deshidratación antes que un adulto.
Causas de la deshidratación
- Exceso de sudoración bien porque el niño esté expuesto al sol de manera prolongada o porque vaya excesivamente tapado con ropas gruesas.
- Realizar ejercicio físico en las horas de más calor, procura llevarle al parque por la mañana o a última hora de la tarde.
- Ingestión de algún alimento en mal estado que le cause vómitos y diarreas
- Beber menos de dos litros de agua al día
Síntomas
Si tu hijo ha estado en alguna de estas situaciones citadas y presenta los síntomas que te describimos a continuación, propíciale la ingesta de líquidos y acude a un centro sanitario lo antes posible.
- Sequedad en la piel
- Falta de saliva
- Ojos hundidos
- Alteración en la cantidad de orina
- Deposiciones secas y duras
- Ritmo cardiaco acelerado e incluso convulsiones
- Aturdimiento
- En los bebés, hundimiento de la fontanela.
Prevención de la deshidratación
Se deben tomar líquidos cada 2 horas, independientemente de la sensación de sed, puede ser agua, zumos o incluso algún refresco sin azúcar.
Usar ropas ligeras y aprovechar para jugar las zonas de sombra y los lugares frescos.
Cubrir la piel de crema hidratante y refrescar cada cierto tiempo la cara.
Tomar mucha fruta y verdura.