Cómo atender emocionalmente una rabieta
Que sí debemos hacer
Una vez pasada la explosión emocional que viene acompañada de llanto, gritos, pataletas, y una vez que el niño se haya calmado, es el momento de utilizar las palabras, la lógica o la razón (antes no). Ahora sí podemos hablarle de cuál era la conducta adecuada, los motivos por los que no le hemos dejado hacer una cosa u otra, o cómo puede responder adecuadamente la próxima vez que se enfade: “Ya veo que te ha enfadado que no te dejara ir descalzo por el parque, te puedes enfadar y llorar por ello pero no pegarme, cariño. Si pegas haces daño y eso no está bien”.
Poner palabras a sus emociones y acciones de forma sencilla, les ayuda a ir aprendiendo a identificarlas y nombrarlas y también a expresarlas de forma correcta. Es decir, les permite a aprender a gestionarlas.
Este aprendizaje es de largo recorrido, es decir, si tu niño es de los que se descarga golpeando a los demás, necesitará muchas veces de tus límites protectores y sencillas explicaciones posteriores para ir integrando este aprendizaje. Dicho de otra forma, requerirá varios meses o todo un año para ir aprendiéndolo. Tu constancia y tus mensajes serán cruciales.
Que no debemos hacer
- No pegarle jamás. Ni un cachete. El niño no está haciendo nada malo, está expresando su emoción como niño pequeño que es. Si los padres le enseñan, aprenderá a lo largo de su infancia a tolerar sus frustraciones y, por tanto, sus rabietas serán cada vez menos intensas (sobre todo a partir de los 4 años).
- No razonar con ellos en ese momento. Cuando la emoción les desborda no pueden atender a nuestras palabras o argumentaciones. Así que déjalo para unos minutos después.
- No etiquetarlo de tozudo, ni de consentido, ni de malcriado, ni de egoísta, ni de malo.
- No recriminarle con gritos ni nalgadas su conducta. Así le enseñas a hacer lo mismo y en el futuro aumentará su agresividad.
- Ceder a las peticiones causantes de la rabieta. Con ello el niño aprenderá únicamente a manejar, manipular, controlar a los padres.
- Alargar por mucho tiempo el momento del enfado. Una vez que el niño haya descargado emocionalmente y recuperado el control, elógialo por ello, dale un abrazo y reafírmale que le quieres.
Si te ha gustado esta información puedes conocer mucho más sobre: qué es una rabieta; ¿por que surge?; que hacer antes de una rabieta, ¿y después?; etc. en la guía SOS Tiene rabietas.
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Escrito por:
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame