La rabieta es la forma cómo los niños comunican la ira
Este texto ha escrito por Fátima Gallardo, mediadora, educadora de familia y creadora de la págiana web Creando Diálogos y forma parte del prólogo incluido en la el número de la suscripción "SOS Tiene rabietas".
Consensuar su educación
Cuando un niño llega a la familia, es una gran alegría para todos. Y en muchas ocasiones también es cierto que llegan las preguntas, las dudas. En general, a todos nos preocupa la educación y el futuro de nuestros hijos desde que sabemos que están en camino. ¿Lo haré bien?, ¿será un niño feliz?
Todo se pone en marcha y comenzamos a idealizar acerca de ello sin ser realmente conscientes de los retos a los que tendrás que enfrentarte. Sin habernos tomado tiempo para sentarnos solos o con nuestra pareja para consensuar cómo queremos que sea su educación, qué valores queremos que tenga o qué límites o normas tendrá. A esto le sumamos que la sociedad nos ha convencido de que existe una educación “adecuada” que los padres y madres deberíamos conocer, incluso antes de la llegada de nuestros hijos. Y en cambio nos seguimos preguntando y las dudas continúan: ¿estaré siendo una buena madre? o ¿estaré siendo un buen padre?
Las rabietas, algo natural y habitual
En el tema que tratamos en esta guía, “las rabietas” queremos aclarar que son algo natural y habitual en los niños. Pero nos suele ocurrir que cuando un niño tiene una, muchos padres creen que están haciéndolo mal, que los niños no deberían tener rabietas, que deberían ser niños tranquilos y razonables todo el tiempo. Y acuden en su ayuda al menor llanto porque creen que si les calman sufrirán menos. Sin saber que la rabieta es la forma más adaptativa que tienen los niños de comunicar frustraciones, porque es lo que les toca en el momento evolutivo en el que se encuentran. Los niños tampoco nos quieren fastidiar ni desautorizar cuando tienen una rabieta. No son reacciones que hagan expresamente para complicarnos la labor educativa. Pero por su momento evolutivo, todavía no saben cómo canalizar sus emociones. Y por eso surgen las rabietas. De ahí que necesiten nuestro tiempo, dedicación, paciencia y comprensión para enseñarles poco a poco que aunque las cosas no sean como ellos deseen, pueden tolerar sus frustraciones.
El modo en que como padres, les enseñemos a gestionar las emociones, incidirá de manera directa en su comportamiento como adultos, y les servirá de referencia para la resolución de situaciones similares en el futuro. Pero esto requiere tiempo y esfuerzo por parte de los padres y madres. Aunque es cierto que a veces la situación se complica con las jornadas amplias de trabajo, los ritmos tan rápidos para todo o la sobreinformación, que nos impiden pararnos a pensar. Y si además trabajamos ambos, no queremos pasarnos el poco tiempo que estamos con ellos con enfados o riñas. Pero es que realmente es necesario sentarse a planificar qué clase de educación queremos para nuestros hijos, qué valores queremos enseñarles o cómo queremos que actúen en un futuro.
Así que cuando nos llegan papás y mamás, preocupados a nuestras consultas, lo más importante que siempre decimos es que la forma en la que aprendan a resolver los conflictos ahora, será más o menos como las resuelvan de mayores.
Para ello nos puede ayudar que nos hagamos esta pregunta: ¿queremos que nuestro hijo con 15 años mantenga una conducta similar a la de ahora? Si tu respuesta es no, significa que enseñar a tu hijo a gestionar sus emociones es algo que valoras como prioritario para ti y los tuyos.
Este texto ha escrito por Fátima Gallardo, mediadora, educadora de familia y creadora de la págiana web Creando Diálogos y forma parte del prólogo incluido en la Guía educativa "SOS Tiene rabietas".
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Escrito por:
Maestra de Educación Primaria, especialista en Tecnologias de la Información y la Comunicación.