Fomentar una actitud asertiva enseña respeto por uno mismo y los demás
En las relaciones, la capacidad que nos permite respetar a la vez que nos respetamos a nosotros mismos, es lo que conocemos por asertividad. Gracias a ella, podemos expresarle a alguien nuestras necesidades, opiniones y deseos de una forma clara y teniendo en consideración el punto de vista del otro, pudiendo así defender nuestros derechos sin dejarnos manipular, ni manipular al otro.
La asertividad en la infancia
En un artículo anterior hablábamos de la sinceridad en la niñez, de la importancia que tiene permitir al niño que se exprese con sinceridad y sin censuras por nuestra parte, a la vez que lo guiamos enseñándole cómo hacerlo correctamente.
Pues bien, íntimamente ligada a la sinceridad se encuentra la asertividad, puesto que inculcándole al peque esta capacidad, cuando contacte con lo que siente y desea, podrá expresarse abiertamente pero ganando poco a poco en conciencia de respeto hacia el otro.
Es entorno a los 3 o 4 años, cuando los peques empiezan a tener en cuenta los otros, se relacionan más con sus iguales y con ello suelen darse también las primeras peleas y conflictos. Con el tiempo irán aprendiendo las ventajas que supone jugar acompañado, pero es labor de los padres y educadores aportarles mediante su acompañamiento las habilidades que necesitan para poder desarrollar una interacción asertiva y así ganar fuerza y seguridad para poder enfrentarse de una forma constructiva a los enfrentamientos que puedan ir surgiendo.
¿Cómo reaccionan?
Imaginemos esta situación:
“Es el día después de Reyes y Mateo va al cole muy contento con su juguete nuevo preferido. Está deseando que llegue la hora de jugar para poder disfrutar de él y cuando por fin pueden salir al patio, unos niños se lo intentar quitar para jugar ellos”
Ahora veamos, a grandes rasgos, cómo se comportarían los peques según las tres diferentes formas que se han establecido sobre cómo nos relacionamos con los demás:
- Mateo pese a querer jugar con su juguete, permite que se lo quiten. No quiere que los niños se molesten y siempre suele ceder. En este caso, el niño se estaría comportando de forma pasiva. En este tipo de relación, anteponemos los derechos de los demás antes que los nuestros, lo que fomenta una baja autoestima.
- Cuando los niños se acercan, Mateo los empuja y les grita. Suele defenderse muy bien, pero lo hace de una forma agresiva, intimidando a los demás y anteponiendo sus intereses a los de los demás. Estaríamos hablando de un comportamiento agresivo, de esta forma consigue su objetivo, pero también que los demás se alejen y por lo tanto su autoestima saldrá muy dañada.
- Cuando los niños se acercan y se lo intentan quitar, Mateo les dice que el juguete es suyo y que está jugando él, cuando termine se lo dejará. Está actuando con sinceridad diciéndoles que no quiere dejarles el juguete en ese momento, pero sin dañarles y buscando el acuerdo. De esta forma está respetando tanto sus derechos como los de los otros. En este caso Mateo mostraría una actitud asertiva.
Como hemos visto, una actitud asertiva es la más enriquecedora para las relaciones y la vida del niño. En el siguiente artículo explicaremos algunas ideas a seguir para ayudar a nuestros hijos a ser más asertivos.