Cómo favorecer el proceso de separación madre e hijo
Ya vimos que el tiempo y el respeto por parte del entorno eran fundamentales para que no hubiese obstáculos en la separación madre-hijo, dándose así el proceso de forma natural.
También por nuestra parte, como madres, podemos favorecer este proceso de separación
La madre es el punto de referencia para el niño y éste, a su vez, se convierte en espejo para la madre, creándose entre ellos un canal muy rico en señales que les van indicando su grado de sincronía emocional, es decir, si los mensajes emocionales que unos y otras emiten y reciben le llegan adecuadamente al otro.
La actitud de la madre
En este sentido es muy importante que, como madres, revisemos la actitud que estamos tomando frente a la separación de nuestros hijos, ya que mostrar inseguridad por nuestra parte durante el proceso, en el sentido que sea, entorpecerá esta comunicación emocional y facilitará que vivamos éste, ambos, con mayor dificultad.
Muchos van a ser los momentos de separación entre la madre y el niño. Saber acompañarle como madre en este proceso individual hacia su autonomía implica estar y sentirse segura (y mostrárselo), es decir, tomar la decisión consciente y convencida, y asumir la responsabilidad, de que ese alejamiento que estoy favoreciendo y acompañando es una oportunidad para crecer juntos, cada uno en su propia vida y que las pequeñas separaciones de la infancia que hoy acompaño como mamá serán el preámbulo de muchas otras que le llegarán en la vida adulta, y ya autónoma, al niño.
Acompañar con confianza y seguridad
De igual modo que un recipiente solo puede contener cuando previamente ha sido contenido en el molde en el que fue hecho, un niño solo puede desapegarse cuando previamente ha experimentado el apego, pero el molde y la madre también tienen que estar dispuestos y favorecer que se des(a)peguen el nuevo recipiente y el niño.
Una vez tomada esta decisión y asumida la responsabilidad de que no va a ser un proceso fácil ni rápido, como madre, podré empezar a escucharme y escucharle, respetando su ritmo y el mío, día a día, con avances y retrocesos, pero confiando en él y en mi misma, en mi intuición y no en mi miedo, para construir despacio y juntos la separación desde lo emocional, estando segura de que hacer todo lo anterior nos proporcionará a ambos herramientas y recursos personales para saber gestionar de manera emocionalmente inteligente las separaciones, las pérdidas, los desencuentros y los finales en el futuro.
En este intercambio y atención a las señales yo le muestro mi actitud y él me la refleja, él aprende de mí y yo de él.