Los niños, expertos en la comunicación no verbal | Edúkame

Los niños, expertos en la comunicación no verbal

Los niños entienden más allá de lo que dicen nuestras palabras

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Como siempre os explicamos en Edúkame, nuestros hijos son unos verdaderos expertos en percibir nuestras emociones, nuestra actitud más allá de lo que dicen nuestras palabras.

Debemos tener muy presente que los niños, desde recién nacidos leen el mundo sin palabras, observan y perciben a través de sus sensaciones, de sus sentidos (el tacto, el oído, el gusto, la vista, el olfato) y sus emociones, por lo tanto tienen mucha soltura en la percepción no verbal (los gestos del cuerpo, de las manos, las expresiones de la cara, las miradas, la distancia, etc). En cambio los adultos tenemos la costumbre de darle más importancia a todo lo referente a lo verbal, es decir, a lo que decimos, a nuestras las palabras.

A veces creemos que con decirles o no decirles algo a los niños ya está y eso es un gran error. Ellos están continuamente procesando la información que les llega de nosotros y la mayor parte es no verbal.

El mensaje del corazón es sin palabras

En un grupo de AulaHogar, una madre me explicaba como su hijo de 4 años se enfadó una tarde porque el agua de la piscina estaba fría y él la quería caliente. La madre entendió que su

hijo estaba frustrado y que debía permitir su enfado.

Conforme me iba explicando como ayudó a su hijo a canalizar su enfado yo iba orientado a esta madre para que atendiera más su comunicación no verbal y empatizara emocionalmente con su hijo, y  no se centrara en solventar la temperatura del agua o en compensar a su hijo con otras motivaciones.

Le dije “imagínate que aquí está tu hijo y le vas a decir que para ti también es un fastidio que el agua esté fría y que entiendes su pataleta. Pero se lo vas a decir sin apenas palabras y centrándote más en tu corazón, en lo que crees está sintiendo tu hijo y en lo que le quieres transmitir. Eso si, sin apenas palabras”.

El resultado fue muy positivo, todas las demás madres en el grupo sintieron el cambio en su mensaje y el poder del mensaje no verbal, sobre todo, cuando habla el corazón. El agua de la piscina siguió estando fría, y la madre no necesitó compensarlo con otras cosas para que su hijo superara su enfado. Lo acompañó en su frustración y lo acogió con su mensaje no verbal, y así el  niño puede aprender a autorregular su enfado y a canalizar su frustración de forma sana para él. 

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Escrito por:

Cristina Garcia
Cristina Garcia

Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

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