La importancia de conocer nuestras emociones
Las emociones se originan en las estructuras que conforman el sistema límbico del cerebro, el mismo que compartimos con los mamíferos, y están presenten en el ser humano mucho antes de que la evolución nos permitiera tener conciencia de nosotros mismos.
Las emociones son muy útiles para la vida, nos permiten escapar del peligro y nos impulsan a la búsqueda del placer, ya sea en forma de comida, abrigo, un abrazo o una alabanza.
Las emcoiones sirven al objetivo biológico de la supervivencia y se activan y manifiestan, mediante el cuerpo y los gestos, antes de que seamos conscientes de ellos.
Siendo así, parece que poco podemos hacer para controlarlas. En cambio, lo que sí podemos hacer es aprender a gestionarlas.
Conseguir una adecuada gestión precisa que seamos capaces de:
- Reconocer las emociones mediante el modo en que se expresan en mi cuerpo y a través de mis gestos.
- Aceptarlas, permitiéndome sentir todas ellas.
- Expresarlas, siendo capaz de hablar sobre ellas
- Canalizarlas, encontrar formas saludables de dar salida a la tensión acumulada que me hayan provocado.
Inteligencia emocional
Las emociones básicas universales, según Paul Ekman, profesor de biología de la Universidad de California, son la ira, el miedo, la aversión (asco), la tristeza, la sorpresa y la alegría.
Cuando realizamos todas las acciones anteriores sobre nuestras emociones, estamos desarrollando nuestra inteligencia emocional intrapersonal. Y si además, somos capaces de empatizar con los otros, reconociendo sus emociones, y de poner en marcha las habilidades sociales que nos permiten establecer y mantener relaciones positivas con ellos, entonces también estaremos desarrollando nuestra inteligencia emocional interpersonal.
El mundo emocional tan influyente en nuestras vidas está escasa o nulamente presente en la educación de las personas y suele ser un gran desconocido para los adultos que conformamos las familias y las escuelas de hoy, con las consecuencias que ello acarrea, no ya solo para nosotros mismos sino también para los niños para los que somos referentes.
Es muy dificultoso para un adulto guiar y acompañar a un niño en la gestión de sus emociones si él mismo no sabe cómo hacerlo. Y así es como el desconocimiento del mundo emocional perdura a lo largo de las generaciones.
Ahora bien, si algunos de los lectores de este post quieren dar un paso al frente en el conocimiento de su mundo emocional (nunca se olviden de que el único mundo emocional que podrán conocer será el suyo propio) puede empezar por el primer paso: reconocer las propias emociones, ya les digo que la llave para conseguirlo es la auto-observación, papel y bolígrafo para registrar lo que les pasa antes, durante y después de sentir cualquiera de las seis emociones básicas y una actitud distante para leer lo que hayan escrito. Esta distancia les permitirá no juzgarse y les proporcionará la llave para conocerse.