La separación madre e hijo
La separación madre-hijo en algún momento llega y estar preparadas para conocer, reconocer, anticipar y manejarnos en el oleaje de emociones y situaciones que vendrán será una garantía para llevar ese momento complejo, por sí mismo, de la mejor manera posible.
El momento que materializará esa separación será la despedida.
Elegir el entorno adecuado
Para acompañar el proceso de separación respetando las necesidades emocionales del niño y de la madre es necesario buscar entornos que lo favorezcan, es decir, espacios y personas que estén preparados para acoger, acompañar y respetar a ambos.
Para conseguir esto, es necesario que como madres-padres nos paremos a reflexionar antes de que llegue el momento sobre qué es lo que quiero ofrecerle a mi hijo y buscar en consecuencia.
¿Qué necesito yo y qué creo que necesita mi hijo para superar esta etapa?
Como no siempre es posible encontrar lo anterior, el hogar siempre puede convertirse en el centro de operaciones.
Ideas para reparar la despedida
Menciona con tiempo al niño lo que sucederá. Si el niño pregunta sobre el acontecimiento prosigue la conversación, resolviendo sus dudas en positivo.
- Cuando falte una semana para iniciar el proceso de separación, háblale de los sentimientos que te producirá el hecho de tener que separarte de él y que necesitas que juntos hagáis algo especial para sentirle cerca cuando estéis separados.
- Crea con él algún ritual de despedida que sea vuestro, único, mágico y especial. Vale cualquier cosa: una canción, un cuento, un gesto, un objeto, un símbolo, un juego, etc.
- Practicad jugando juntos durante esa semana previa vuestro ritual en las pequeñas separaciones que tengáis: cuando mamá se va a bañar o a comprar el pan, al ir a dormir, o durante juegos de aparecer y desaparecer.
- La noche previa a la separación, infórmale de que a la mañana siguiente empiezas a trabajar y que necesitarás vuestro ritual mágico para cuando le eches de menos. Invítale a utilizarlo si él también lo necesita. Ten en cuenta que si eres tú la que muestra la necesidad, le estarás transmitiendo que no es el único al que le cuesta separarse y le estarás mostrando un camino para construir la separación, más allá de lo físico o lo racional, desde lo emocional.
- Organízate tu nueva rutina para que al menos durante el primer mes, de ser posible, el niño comparta contigo el nuevo espacio, conozca y se sienta cómodo y seguro con la persona cuidadora.
Por supuesto, es posible que a la hora de la verdad, el ritual no funcione, una cosa es saber que mamá se tiene que ir y otra muy distinta, sentirlo. También puede darse el caso de que los primeros días funcione y después no. O que cuando le deje otra persona diferente de mamá, el niño se quede mejor... mamá es mamá.
Mamás, con paciencia, escucha profunda, observación y creatividad conseguimos junto con nuestros hijos integrar, adaptar y superar cada día el momento de la despedida.