Cómo encontrar el equilibrio y lograr una comunicación efectiva
Durante la adolescencia los hijos empiezan a necesitar cierta libertad. Quieren sentirse más independientes y capaces de tomar decisiones. Por eso, muchas veces reaccionan mal a nuestras normas y a nuestra necesidad de control.
Para que el equilibrio entre nuestro control (todavía necesario en muchas áreas de su vida) y su autonomía sea satisfactorio para ambas partes, es necesario que nos hagamos las preguntas siguientes:
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¿Qué decisiones debemos seguir tomando los padres por qué nuestro hijo/a aún no es capaz de tomar por sí mismo?
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¿Qué decisiones puede tomar nuestro hijo/a pero aún requieren nuestra guía?
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¿Qué decisiones tiene que tomar nuestro hijo/a de forma autónoma, sin nuestra ayuda?
No son preguntas fáciles. Muchas veces tomamos más control del que necesitan y eso termina afectando la relación. Se trata de ejercer un control respetuoso y coherente a la importancia de la decisión.
Cuando un adolescente siente que sus padres le permiten cierta libertad porque confían en su capacidad para decidir correctamente, éste puede poner en marcha su capacidad de autocontrol.
La hora de regreso a casa: un claro ejemplo
Uno de los motivos más frecuentes de disputa entre padres y adolescentes suele ser la hora de regreso a casa. Cualquier hora parece insuficiente para un adolescente y cualquier hora parece excesiva para sus padres, es difícil encontrar el término medio. Por no hablar de todos los miedos que se nos presentan: "¿beberá?, ¿fumará?, ¿se meterá en algún problema?, ¿sus amigos serán una buena influencia?".
Antes de la salida, es necesario tener una conversación calmada y respetuosa por ambas partes. Una buena idea es empezar expresando nuestros temores y preguntándole cómo lo ve. Saber qué opina sobre el hecho de beber o fumar; conocer más cosas sobre sus amigos y la forma en que suelen divertirse…
Si tenéis esta conversación mostrando interés en lugar de mostrar desconfianza, es decir, conversando abiertamente en lugar de hacer un interrogatorio o un juicio, será mucho más fácil llegar a un acuerdo y que éste se cumpla.
Una vez habéis pactado la hora de llegada, sólo cabe confiar en su responsabilidad. Si finalmente las cosas no salen como habíais pactado, será momento de volver a hablar.
Qué hacer si no ha cumplido con su compromiso
Debe entender que al no haber cumplido el pacto, vosotros sentís que aún no es suficientemente responsable. Pero antes de eso siempre es necesario preguntarle "¿Qué ocurrió? ¿Qué conclusiones sacas de lo ocurrido? ¿Qué consecuencias crees que mereces tener?"
Una conversación calmada sobre esto y una consecuencia pactada es mucho más efectiva que una bronca y un castigo exagerado. Tu hijo/a se dará cuenta que su opinión os importa, y que sabéis que es capaz de reflexionar y aprender sobre la experiencia.
Si vuestra emoción es demasiado intensa (preocupación, miedo, enfado) es mejor dejar la conversación para otro momento. Y es que cada error que cometa os dolerá, pero debéis verlo como una oportunidad para que madure, para que sea más consciente y prudente en el futuro. Vuestra guía es esencial en este proceso, por eso debéis seguir guiando a los hijos adolescentes con cariño, comprensión y confianza.
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Escrito por:
Psicóloga infantil, especialista en e-learning (educación y TIC)
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