Tiene miedo a los animales: ¿por qué? ¿cómo podemos solucionarlo? | Edúkame

Tiene miedo a los animales: ¿por qué? ¿cómo podemos solucionarlo?

Cómo ayudar al niño que tiene miedo a los animales

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Muchos niños, desde los más pequeños a los más grandes, tienen miedo a los animales. Es un miedo común en la infancia y para poder ayudar a nuestros pequeños con este miedo, debemos saber porqué o de donde viene. Este miedo suele aparecer por dos razones principalmente:

1) Han tenido poco contacto con animales de manera natural y tienen poco conocimiento sobre su mundo, cosa que les genera inseguridad

2) Lo han aprendido de sus mayores, ya sea por cómo ven comportarse a familiares (sobre todo mamá y papá) con los animales por la calle o por algunos comentarios que hacemos sin darnos cuenta de lo que pueden provocar en el niño (“aléjate, que puede morderte”).

A veces también puede aparecer por malas experiencias, pero es algo poco frecuente.

¿Qué saber sobre este miedo?

Los miedos son adaptativos, lo que significa que nos ayudan a evitar los peligros en el mundo en el que vivimos. Por ejemplo: que tengan miedo a un barranco les hará evitar acercarse y, por lo tanto, caerse o hacerse daño.

Pero si la reacción a la situación es desmedida, puede hacer que el niño pase un mal rato sin motivo real. El miedo es irracional y objetivo. No saben decirnos por qué lo sienten y les cuesta encontrar una manera de hacer frente a la situación. Cada niño puede percibir la situación de manera diferente y le puede ocasionar llanto, gritos o rabietas que suelen desaparecer cuando el animal en cuestión queda fuera de su entorno.

¿Qué podemos hacer para ayudarle?

El malestar que sienten es algo que debemos tener muy en cuenta, darle valor e importancia, y hacer que se sientan entendidos y apoyados, porque eso les ayudará a hacerle frente de una manera positiva.

Lo primero que debemos hacer es darle el espacio al niño para desahogarse y que encuentre en nosotros el consuelo y la tranquilidad, que estemos a su lado y no ocurrirá nada.

Además debemos intentar averiguar más cosas sobre su miedo: porqué lo siente, que le da miedo exactamente (que le muerda, que se le suba encima…) e intentar resolver todas las dudas e inquietudes que pueda tener. Como decíamos antes, muchas veces es por falta de información sobre el mundo animal, y para eso podemos usar el mural del investigador que ya hemos presentado en otro post (donde, juntos, aprendemos las necesidades del animal: qué comen, dónde duerme, qué le gusta, con qué juega…) y así hacemos más cercano a ese animal para el niño.

Una buena manera de acompañar a los niños en este miedo, si tenemos algún familiar o amigo que tenga un perro o gato tranquilo, es pedirle que nos ayude. Quedar en un parque, donde el niño se sienta tranquilo y pueda conocer al perro desde la distancia, y vea que al interactuar con él no ocurre nada malo: se le puede tocar, darle premios, tirarle la pelota, y caminar a su lado y no muerde, ni ladra ni gruñe. Este método es el más fácil y rápido, ya que en poco tiempo, y acortando las distancias cada vez más con el perro, gato o animal en cuestión, el niño confiará poco a poco en él, y de esta forma, generalizará también al resto de animales.

Si no tenemos esta opción, no pasa nada, hay zonas en las que suele haber perros paseando, como el parque, así que podemos acercarnos a algún parque y realizar juegos con el niño cerca de los animales (acortando poco a poco la distancia a la que estamos de ellos), y aprovechando la oportunidad de preguntarle cosas sobre sus animales a las personas que nos encontremos por la calle. Si es miedo es a los gatos, podemos acercarnos a protectoras de animales que suelen haber varios gatos, y también podrán observarlos y realizar las preguntas que tengan a los cuidadores que allí se encuentren.

No debemos quitarle importancia a su miedo, ni decirles en ningún momento que es una tontería. Porque para ellos no lo es. Es una situación muy incómoda para ellos, que les hace estar nerviosos y tristes cuando saben que van a tener cerca a un animal, o ir por la calle intranquilos, al saber que pueden cruzarse con alguno.

Nuestro papel como padres es el de acompañarlos en su desarrollo, y ofrecerles el espacio seguro que ellos necesitan, además de todo el cariño y paciencia del mundo, para poder hacerle frente, poco a poco, sin presión, a esos miedos que a todos, incluidos los adultos, a veces nos cuestan tanto de gestionar. 

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Escrito por:

Marta Gascón
Marta Gascón

Psicóloga infantil y juvenil

Web: MIM Psicología