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Qué hacer si mi hijo de 2 años no obedece

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Tengo un hijo de 2 años. Sé que debo tener paciencia con él pero ¿cómo tengo que actuar cuando no quiere darme la mano o no quiere sentarse en su sillita del coche? Después de negarse siempre le entra una rabieta incontrolable.

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Cristina Garcia
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

Como bien dices es una etapa en la que hay que tener mucha paciencia, sobre todo porque hacia los dos años, el niño quiere decidir él como hacer las cosas, cuáles no hacerlas, incluso cuándo hacerlas. Y además, en esta etapa  muestran sus sentimientos de enfado o frustración de forma muy intensa, tal y como tu llamas “rabieta incontrolable”.

Asi pues, tu hijo está empezando a probar a decidir por él y es muy bueno que lo haga, aunque aún no está preparado para saber lo que le conviene (tú si lo sabes).

También es muy bueno que exprese su enfado y que sienta que puede hacerlo (tenga permiso para llorar, patalear, quejarse), sin dañar a nadie ni a él mismo (sin pegar, sin morder) y sin que ello suponga que va a conseguir lo que quiere.

 

¿Cómo debes reaccionar?

  • Ofrécele referencias claras: dile lo que sí puede hacer, o lo que no. Hazlo con un mensaje corto, lo más claro posible y mejor en positivo. Sobre todo no uses discursos, largas explicaciones o justificaciones de tu decisión. Harán que tu mensaje pierda eficacia para tu hijo.
  • Asegúrate te escucha: una buena manera es hablarme mientras le miras a los ojos, o incluso ponerte a su altura.

Ejemplo: Ahora es importante que me des la mano. Pasan coches y es más seguro camines de mi mano, ¿de acuerdo? Y le coges la mano. Te soltaré cuando yo vea es posible.

  • Es mejor combines momentos de ir de la mano y momentos de ir solo. Así se sentirá motivado, y le ayudará para superar el siguiente momento de frustración cuando te tenga que dar la mano.
  • Dale una alternativa cuando sea posible: puedes ir caminando cogido de mi mamo, o puedes ir en el carrito; tu decides cariño. Puedes darme a mi la mamo o a papá; tu decides.
  • Permite la expresión de sus sentimientos: enfado, frustración, rabia. Sin acceder a lo que él pide, y sin dañarlo con mensajes del tipo “¡y encima lloras!, ¿por qué lloras!???, ¡ya esta bien, siempre te portas mal….”. Simplemente deja que haga su pataleta. Ahora son muy intensas porque su tolerancia a la frustración es cero. Pero estas pataletas se iran autorregulando en la medida que vaya aprendiendo a canalizar su frustración.
  • Valida sus sentimientos: hazle saber que comprendes su enfado. Por ejemplo cuando lo pongas en la sillita del coche le dices “vamos a ir en el coche y debes ir en tu sillita”. Y ante su negativa y enfado  le dices "ya veo que no te gusta y te enfada ¿verdad cariño? Claro, entiendo tu enfado" Y  se lo dices mientras lo vas colocando pues ahora toca ir en la sillita y no hay otra opción posible.
  • Actúa en consecuencia: si le has dado la alternativa que o te da la mano o va en el carro, debes actuar tal y como estás diciendo. De lo contrario tu hijo estará aprendiendo a que tus referencias no son claras, tus normas se pueden trasgredir y que él tiene margen para salirse con la suya.
  • Repite el mensaje. No esperes lo aprenda a la primera ni tampoco a la quinta. A esta edad su cerebro se está formando y necesita le vayas trasmitiendo este mensaje durante una temporada larga. Lo irá aprendiendo pero necesita un proceso de aprendizaje. Necesita se lo vayas repitiendo cada vez que sube al coche o os vais a la calle con seguridad y con amor.
  • Aprenderá de tu constancia y de tu reacción. Si reaccionas con amenazas, con castigos, con chantajes se establecerá entre vosotros una lucha de poder.  Si reaccionas con serenidad y firmeza amorosa tu hijo irá integrando las normas, las pautas de conductas entiendo que son buenas para él.

 

Lo más difícil: actúa sin enfadarte

Tu hijo sí se enfadará y te lo demostrará con su gran pataleta.

Su pataleta no es dañina, todo lo contrario, es una explosión emocional que le ayudará a luego sentirse mejor. Pero tu no te enfades porque te resulte incómodo, o porque te sientas impotente ante tal escándalo en la calle.

Trasmítele el mensaje, o la norma de forma tranquila pero con la seguridad que tú sabes lo que le conviene.

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Cristina Garcia

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