Practica la validación emocional con tus hijos | Edúkame

Practica la validación emocional con tus hijos

Como acompañar y aceptar las emociones de tu hijo

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Muchas veces, cuando alguien nos muestra su tristeza, su dolor o su angustia nos precipitamos diciéndole que no pasa nada, que no es tan grave, que no le dé importancia. Aún más si se trata de nuestros hijos: queremos eliminar ese sufrimiento cuanto antes. Principalmente para ahorrarle ese dolor, por lo mucho que le amamos; pero también porque su dolor es también el nuestro, sufrimos al verle sufrir. Así es como lo vive María, que de desvive por su hija cada tarde al salir del trabajo, pero que últimamente se siente desbordada.

Tania, su hija de 6 años, se frustra por cualquier cosa: cuando no encuentra un juguete, cuando su mamá no puede atenderla inmediatamente, cuando pintando se sale de la raya... Los estallidos emocionales de Tania cada vez son más intensos y María no logra entenderlo. Piensa que no es para tanto, que su hija intenta llamar la atención, así que ha optado por ignorar esas reacciones pero parece que no funciona: cada día su reacción es más intensa y al final terminan discutiendo "Tania, ¡deja de montar este espectáculo que no es para tanto!". Espera que su hija entienda que lo que le ha ocurrido no es tan importante como para reaccionar así. 

Sin embargo, debemos entender que cuando le quitamos importancia a esa emoción la estamos invalidando. Estamos transmitiéndole a nuestro hijo que no debería sentirse así, que su emoción es exagerada y que no comprendemos sus sentimientos. El niño recibe este mensaje e inconscientemente aprende que esa emoción que está sintiendo no es válida, de modo que quizás en otra ocasión trate de no expresarla o incluso no sentirla. En otros casos, como ocurre con Tania, su sentimiento se va haciendo cada vez más fuerte e incómodo porque no lo comprende y no sabe cómo ponerle remedio

¿Qué utilidad tienen las emociones dolorosas?

La realidad es que no hay emociones buenas ni malas. Todas tienen una función importantísima, aunque sean dolorosas. Las emociones son como un termómetro: nos indican si estamos haciendo las cosas bien, si debemos cambiar algún aspecto o actuar de una determinada manera... De hecho, es muy importante reconocer y aceptar todas las emociones, pero sobretodo las consideradas popularmente como “negativas”, porque son las que nos avisan que debemos cambiar algo. Si no sintiéramos dolor al quemarnos, no retiraríamos la mano del fuego. De la misma manera, si no sintiéramos enojo ante una falta de respeto, no nos nacería el decirle a esa persona que se disculpe y que nos trate mejor si quiere seguir a nuestro lado.

¿Qué significa validar una emoción?

  • Validar una emoción es aceptarla como natural y adecuada. Validamos una emoción cuando le decimos a nuestro hijo algo similar a: “entiendo cómo te sientes” o “es natural sentirse así por lo que ha ocurrido”.
  • Validar una emoción es acompañar a nuestro hijo en su sentimiento. Es estar a su lado mientras se siente así -muchas veces sin tener que decirle nada-, simplemente permitirle llorar si lo necesita, permitirle desahogarse y reconfortarlo en nuestros brazos, ofreciéndole nuestra compañía para que pueda calmarse desde la protección y la seguridad que le damos.
  • Validar una emoción es ayudar a nuestro hijo a observar cómo se siente, es ayudarle a identificar esa emoción y ponerle nombre, es ayudarle a comprender qué ha provocado esa emoción.

Debemos validar su emoción incluso cuando nosotros nos sentiríamos diferente o reaccionaríamos de otra manera, porque por mucho que lo neguemos, su emoción y su reacción es la que es, y le está dando una información muy valiosa que irá comprendiendo y aprendiendo a utilizar con nuestro apoyo. Para María, descubrir y practicar la validación emocional con su hija le ha sido de gran utilidad. El primer día se centró en explicarle a Tania que lo que sentía era frustración, que todos sentimos eso algunas veces y que es normal enfadarse un poco cuando las cosas no nos han salido como queríamos.

Le contó que no pasa nada por sentir eso y juntas pensaron soluciones para cuando se sintiera así. Desde ese día los estallidos emocionales de Tania han disminuido mucho. Tania empieza a aceptar ese sentimiento y busca la manera de sentirse mejor. Aún necesita el apoyo de su mamá, pero ahora que recibe su consuelo y su aceptación se siente más segura para encontrar soluciones o pasar a otra actividad dejando atrás su frustración.

Beneficios de la validación emocional

Gracias a esa validación, tu hijo irá aprendiendo a identificar sus emociones, a expresarlas y aceptarlas, a analizar sus causas y actuar en consecuencia. Y lo más importante: comprenderá que sus papás están ahí para lo bueno y para lo malo, que puede contar con ellos incondicionalmente. Vuestra confianza mutua irá creciendo y se sentarán las bases para un vínculo seguro.

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Escrito por:

Irene Seguranyes Ventura
Irene Seguranyes Ventura

Psicóloga infantil, especialista en e-learning (educación y TIC)

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