La implicación de los padres al establecer normas en el hogar
Los beneficios de los límites y normas en la infancia
Ante los límites y normas, los hijos pueden mostrarse en desacuerdo, expresar su frustración o resistirse a cumplirlas como un intento de autoafirmarse (algo necesario también en la formación de su personalidad). Sin embargo, esto no significa que les perjudique cumplirlas; todo lo contrario, las acaban reconociendo porque les dan orden y seguridad. Son una guía de lo que deben hacer y de lo que no para su propio desarrollo o para favorecer la buena convivencia.
Por ejemplo, en cuanto al límite de “no pegar”, si lo aplico como madre con una actitud de AMOR, me permitirá corregir esta conducta cada vez que mi hija pegue, sintiendo que es algo que debo hacer para su propio bien, para que le ayude a relacionarse y expresar mejor sus necesidades y emociones, y para que favorezca su convivencia con los demás. Esta actitud de amor (firmeza amorosa) me permite sentir mi rol de autoridad de forma sana, más paciente y constante. En lugar de la fórmula “porque lo digo yo” o “esto así no”, puedo expresarlo como “porque no es bueno para ti y yo como madre sé lo que es bueno para mis hijos”.
* Obtener más información sobre la Guía "Límites: ¿desde el amor y el miedo?
La implicación de los padres con las normas y límites
A mi hija le encantan los caramelos y estaría comiéndolos a todas horas y durante todos los días. Le limito la cantidad de caramelos desde sus cuatro años, a lo que ella suele decirme: “¿Por qué no me dejas comer más, con lo que a mí me gustan? ¡Eres mala!” Yo le he ido contestando siempre más o menos lo mismo, sin enfado ni rencor por decirme mala: “Porque no es bueno para tu barriga ni para tus dientes comer tantos caramelos. Te hacen daño y yo sé lo que es bueno para tu salud y debo enseñártelo aunque te enfades conmigo. Sería mala si no te cuidara”. Sé que aunque le disgusta el límite que le pongo, le hace sentirse querida y protegida, y ese amor le está ayudando a que pueda regularse por ella misma. Ahora tiene 7 años y ella misma me dice: “Mamá, ¿puedo comerme hoy estos dos caramelos? Ayer no me comí ninguno”, lo cual me indica que ya empieza a brotar la semilla de la constancia de mis mensajes y límites. Ella autorregula su deseo para su propio bienestar.
Te detallo más en profundidad sobre cómo establecer límites y cómo poner normas en la infancia desde el amor y la constancia para facilitar esta autorregulación en la Guía "Límites: ¿desde el amor o el miedo?", de la cual tienes algunas imágenes en la parte superior. Te recomiendo que la leas para ampliar información sobre el tema y
En muchas ocasiones, la motivación de los padres al establecer normas y límites se suele apoyar más en el miedo que en el amor. Ponemos normas por miedo a que enferme: “debe comerse todo lo del plato”; a perder la autoridad: “debe obedecerme en todo; si le dejo pasar una, habré perdido mando”; a que se convierta en un malcriado: “no le permito llorar por cualquier cosa”; a ser mala madre o mal padre: “si en el parque no le riño porque no comparte pareceré una mala madre”. No ponemos límites por miedo a herirlo o decepcionarlo: “le dejo ver toda la tele que quiera porque si no se enfada”; a que sufra: “llora fuerte si le digo que debe ir de mi mano, así que mejor voy yo detrás de él vigilándolo”; a que me deje de querer: “si le digo ‘no’ se enfada diciéndome ¡mala, ya no te quiero!”; a dejarle secuelas emocionales negativas: “si le hago cumplir con lo que él no quiere, se enfada mucho y me apena lastimarlo”.
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Escrito por:
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame