¿Perjudicaré a mis hijos si me divorcio?
Tengo dos hijos de 7 y 5 años. El mayor ocupa plaza de NEE (necesidades educativas especiales) en la escuela por problemas de enfermedad y necesita acudir a una psicopedagoga para tratamiento pero su padre se opone simplemente “porque NO”. Nuestra relación hace aguas y no descarto el divorcio. Mi duda es ¿qué le puede perjudicar más a mi hijo suspender las clases o la separación y sus posibles enfrentamientos? Yo ya no estoy bien con su padre pero no quiero que ellos, en especial él, paguen por ello. Gracias.
Pilar, cuando un matrimonio hace aguas es mucho más sano para lo hijos romper la relación que mantenerla sin amor, sin comunicación, sin entendimiento. Los niños desde bien pequeños captan perfectamente que entre papá y mamá no hay acuerdo, respeto, no hay amor, etc. Y eso les hace sufrir pues supone vivir en un ambiente de constantes discusiones, desacuerdos, falta de respeto, enfados, rencores, mentiras o de “guerra fría”. Si los padres sufren, están amargados los niños sufren mucho también.
He podido constatar como después de una separación, los hijos han empezado a vivir con más paz interior, serenidad, incluso alivio al acabarse los conflictos en casa que hacían que sus padres casi siempre estuvieran de mal humor y en tensión.
Tus hijos necesitan un padre y una madre que les quiera, les ayude, les oriente, les cuide, les enseñe, etc ya sea juntos o por separados. Que os separéis como pareja no significa que vuestros hijos dejen de tener a sus padres.
Tu hijo el mayor con NEE (necesidades educativas especiales), además de vuestro amor y cuidados, necesita para crecer sano y feliz ayuda psicopedagógica. El motivo por el que el padre se opone es muy pobre y egoísta. Pero lo importante es que si tu hijo puede recibir esta ayuda que se la ofrezcáis (juntos o por separados, en acuerdo o desacuerdo), pero el niño importa más que vuestras diferencias matrimoniales.
A los hijos lo que sí les hace sufrir en el proceso de separación de sus padres es que se les utilice, manipule para dañar, criticar o desautorizar al otro cónyuge, se les use para ganar el juicio, etc. La pareja debe solucionar sus diferencias al margen de los hijos y ofrecer más contacto, comunicación, apoyo emocional a los hijos pues también necesitaran su tiempo para adaptarse a los nuevos cambios.