¿Es normal? ¿Qué podemos hacer? ¿A quién puedo acudir?
Es un proceso evolutivo
Con frecuencia podemos observar que los más pequeños de la casa tienen dificultades para pronunciar algunos sonidos.
El desarrollo del habla es un proceso lento en el que los sonidos se van adquiriendo poco a poco. A medida que los niños crecen, desarrollan la musculatura de la zona oral, van logrando mayor fuerza y coordinación, y afinan su discriminación auditiva, por lo que sobre los cinco o seis años, los niños deberían ser capaces de pronunciar bien todos los sonidos.
Especialmente llamativo es el caso de la “r”, que a tantos niños les cuesta aprender y que a tantos padres preocupa. Os diremos que este sonido es el último en adquirirse debido a que requiere mucha precisión en la colocación de la lengua, la salida del aire, la movilidad de la punta de la lengua… Por lo que no hay que alarmarse si vemos que les cuesta. Si nuestro pequeño o nuestra pequeña tienen tres, cuatro o incluso cinco años y todavía no lo pronuncia bien, no hay de qué preocuparse.
Os proponemos una comparación: al igual que no nos preocupamos si nuestro bebé de ocho meses no camina, debemos estar tranquilos si a edades tempranas no pronuncian bien la “r”. En ambos casos, su desarrollo motor está incompleto y conviene esperar.
¿Cuándo intervenir?
Si el niño ya va a cumplir los seis años y todavía no pronuncia bien, es cuando debemos acudir a un logopeda o al maestro de audición y lenguaje del colegio para que le ayuden. Los ejercicios que proponen son muy útiles y, con la colaboración desde casa, mucho cariño y comprensión, en poco tiempo las dificultades desaparecerán.
Ejercicios que ayudan Desde casa podemos hacer ejercicios divertidos para ayudarles a fortalecer la lengua. Por ejemplo:
- La señora lengua limpia su casita: hacemos como si la lengua fuera una persona que vive en la boca que es su casita. A partir de esta idea podemos hacer infinidad de ejercicios como los siguientes:
- La lengua tiene la casita muy sucia y hay que limpiarla: el techo (limpiamos el paladar de delante a atrás y de atrás hacia delante), las ventanas (limpiamos los dientes siguiendo un recorrido circular), las paredes (y limpiamos las mejillas)...
- La lengua se va al parque y se monta en el balancín (sacamos la lengua y la llevamos hacia arriba y hacia abajo alternativamente), en el columpio (y la lengua sale y entra de la boca)…
- La lengua y el dedo índice son muy fuertes: colocaremos el dedo índice sobre nuestros labios como cuando hacemos el gesto de silencio. Después intentamos empujar al dedo con la lengua para fortalecerla
- Hacer “pedorretas” con la lengua, relamer los labios… y todos los juegos que se nos ocurran con la lengua son positivos. - También podemos jugar a decir palabras que lleven “rra, rre, rri, rro, rru”, ya que, aunque ellos no sean capaces de pronunciarlo, les vendrá muy bien para discriminarlo y observar cómo se produce, siempre sin obligarles a repetir ni pronunciarlo, ya que en este momento no son capaces.
Si te ha gustado compártelo... Un pequeño gesto para ti, una gran ayuda a todos.
Si crees que puede interesar a otras mamás compartelo en tus grupos de Whastapp.
Escrito por:
Neurologopeda, Maestra de Audición y Lenguaje y Maestra de Pedagogía Terapéutica