Cómo mantener una conversación serena y pausada con tu hijo
Los padres debemos fijar, cuando nuestros hijos son pequeños, las bases para comunicarnos con ellos. Si logramos establecer una comunicación con nuestros pequeños, ellos confiarán en nosotros para hacernos saber cómo se sienten y de este modo podremos guiarlos y ayudarlos.
Un niño que de pequeño habla con sus padres será un adolescente que acuda a ellos para resolver sus conflictos en vez de confiar en personas extrañas que le darán una información en muchos casos errónea, no pierdas la oportunidad de hablar y escuchar a tu hijo.
Además de saber conversar hay que saber escuchar
- Habrá veces que tu hijo no te cuente su problema directamente, pero te de pistas sobre algo que le preocupa y quiere tratarlo contigo, puede estar más callado, despistado, de mal humor… Debes de ser tú quien le sonsaque qué le ocurre. Mejor hacerlo en un lugar privado, llevándotelo a parte o diciendo que más tarde hablaréis los dos solos, le tranquilizará y le ayudará a sacar eso que lleva dentro.
Eso sí, si quedáis para hablar más tarde, en casa o en su habitación, cumple con la cita y préstale la máxima atención durante su exposición, puede que el asunto te parezca una niñería, pero para él es lo más importante del mundo. Por ejemplo "Yo quería jugar a pintarme las uñas y no me has dejado".
- Si le cuesta arrancar a contarte el problema hazlo tú, una frase cariñosa, un gesto de complicidad, un abrazo puede ser el principio de una larga y fructífera conversación. Por ejemplo:
Veo que estás un poco triste... ¿me quieres contar que te pasa?; creo que te pasa algo porque te veo muy callado, si me lo cuentas te podré ayudar; ¿algo te pasa verdad cariño? Evita usar la pregunta directa ¿por qué estas enfadado?, pues no le ayudará a contertarte cómo se siente o que le preocupa.
- Una vez iniciada la conversación, escúchale. No interrumpas con discursos o dando soluciones sin que él termine de contarte el problema. Haz una escucha activa, intervén en la conversación con pequeñas frases “Ah, sí” “uff, eso te ha tenido que molestar mucho” La conversación tiene que ser abierta, amigable y no un interrogatorio policial.
La mayoría de las veces los niños no buscan la solución a lo que les ha pasado, sino que quieren que alguien les escuche y se identifique con su malestar y quién mejor que los padres para esta labor.
- Termina la conversación dándole las gracias por compartir contigo sus problemas y con un abrazo.
Los niños gozan de una gran sabiduría, aprende a escuchar a tus hijos y verás de otra manera el mundo que te rodea.