Escoger la mejor escuela para el pequeño
La vida es un continuo elegir, pero cuando somos padres y madres, además tenemos que elegir para nuestros hijos e hijas… y a veces nos puede resultar complicado por la responsabilidad que eso conlleva. La elección de centro educativo es un ejemplo de ello.
El cuidado de su mundo emocional
Muchas, muchas, muchas vueltas le he dado a este asunto y he buscado y rebuscado opciones, las mejores – para mi-, por supuesto, pero en este camino de búsqueda, que me ha dado muchos dolores de cabeza y angustia, he aprendido algo importante y es que entre tanta oferta más o menos atractiva (bilingües, educación por proyectos, waldorf, escuela pública tradicional, aprendizaje cooperativo …) hay algo de lo que yo busco, lo más importante que yo quiero para mi hijo, que a priori nadie me puede garantizar y reconozco que me ofusca un tanto. Nadie me puede garantizar que la persona que se vaya a relacionar con mi hijo como profesor o profesora vaya a saber, poder y querer cuidar su mundo emocional.
Yo quiero que a parte de a mi y a su padre, elija como referencia a su profesor o profesora por lo que le da más allá de su asignatura. ¿De cuántos profesores o profesoras tienes un recuerdo valioso? Quiero que en su camino se crucen personas que se esfuercen por dejarle muchos recuerdos valiosos para su vida y, como soy consciente de que va a vivir situaciones difíciles y pasar por malos momentos, cuantas más personas de éstas tenga cerca, mejor.
Sentirse respetados y entendidos emocionalmente
Hace poco se nos ha dado la opción de elegir el médico que queramos y hubo un aluvión de peticiones de cambio ¿Qué nos dice eso? Sería muy interesante saber qué motivó a esas personas para querer cambiar. Yo me atrevo a vaticinar que en muchos de los casos había una falta de sintonía en la relación. No se trata de que haya médicos y pacientes mejores o peores, solo que hay multitud de factores que están presentes en las relaciones y no siempre podemos sentirnos a gusto con todas las personas, pero cuando ésta tiene que atender un aspecto importante de nuestra vida como es la salud creo que todos queremos sentirnos cómodos, entendidos, respetados y cuidados física y, en especial, emocionalmente.
La educación para mi es igual con una diferencia, que los niños y las niñas no eligen cuándo, dónde ni con quién. Lo hacemos los padres y las madres por ellos. Y nosotros podemos elegir cuándo y dónde, pero no con quién.
Somos los modelos emocionales de los niños
Hace falta un cambio de modelo, pero no del sistema, que es a menudo en lo que nos escudamos para no hacer nada, sino de los que componemos ese sistema: madres, padres, profesorado, direcciones de centros educativos, técnicos y políticos de las instituciones… Y que cada uno desde su rol se pregunte ¿Qué estoy haciendo yo ahora para que la infancia desarrolle las herramientas y los recursos emocionales necesarios para vivir? ¿En qué aspectos concretos estoy siendo modelo emocional para ellos?
Tomar conciencia de lo que cada uno de nosotros hacemos es el primer paso para que todo avance.
Aprovecho para agradecer el esfuerzo y dedicación a todos a aquellos profesores y profesoras que, a pesar de las dificultades, eligen incluir la gestión de las emociones durante el desarrollo de sus clases. Quien quiera ver un ejemplo de lo que hablo que busque en You Tube: Toshiro Kanamori.