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Mi hijo se enfada y no tiene paciencia

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Mi hijo tiene 3 años cumplidos no tolera cuando un juego no le sale como él quiere y se impacienta al punto de tirar todo con cólera, en forma impulsiva y lo deja tirado. Le he hablado muchas veces pero no entiende y sigue haciendo lo mismo. De igual manera pasa cuando le decimos que nos espere un rato para poder jugar con él, o cuando le decimos "no" a algo que no nos parece o que le va hacer daño. ¿Cómo puedo ayudar a que tenga paciencia?

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Cristina Garcia
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

Hola Patty, la reacción de tu hijo es absolutamente normal. En todos los casos que planteas, tu hijo se siente frustrado y lo expresa como sabe: con su cuerpo, sus gestos, su voz. Por su corta edad aún no sabe canalizar su enfado de otra forma, ni tiene las habilidades de pensamiento necesarias para entender su frustración.

Tolerancia cero a la frustración

Por otro lado, la impaciencia es la característica más común de la etapa infantil. Los niños menores de 3 años tienen tolerancia cero ante la frustración, y de 3 a 6 años  pueden empezar a tener más tolerancia si sus padres le van enseñando sin castigos, ni sermones, ni amenazas. Aún así su tolerancia sigue siendo baja.

Eso quiere decir que los niños pequeños no saben esperar, como yo suelo decir en los talleres y grupos de Aulahogar, su cerebro no está "programado" para esperar ni para tener paciencia. Más bien todo lo contrario: quieren ser atendidos de forma inmediata y quieren siempre conseguir lo que desean. Por eso cuando no lo consiguen se enfadan, se frustran  y lo demuestran con llantos, gritos, pataletas.

Detrás de su conducta hay una emoción

Cuando tu hijo se enfade porque un juego no le sale y lo tire todo por el suelo, no le riñas ni le sermonees diciéndole que eso no se hace. Entiende que detrás de su conducta hay una emoción que él siente además de forma muy intensa: ¡está frustrado!

Si le pones palabras a lo que le está pasando le ayudarás a que poco a poco vaya comprendiendo y aprendiendo otras maneras de expresar y resolver su enfado: vaya veo que estás muy enojado, querías montar una torre y se te ha roto, y eso te ha hecho sentir mal ¿verdad? Lo entiendo, a mi a veces también me enfada cuando no me salen las cosas. Pero tal vez quieras intentarlo de nuevo. Yo te puedo ayudar.

Y deja que simplemente te escuche, dale tiempo a que reaccione. Puede que se vaya enfadado a otro lado y no quiera saber nada más de ese juego. Pero si cada vez que se enfada con este juego u otras cosas tu le vas ayudando con este tipo de mensajes  irá aprendiendo a tolerar su frustración.

Comprender su emoción

Si el niño se siente sentido, es decir, su madre o padre atienden la emoción que le provoca esa reacción y por tanto, van más allá de atender únicamente la conducta de impulsividad, impaciencia, destrozo se sentirá capaz de buscar maneras que le ayuden a calmarse o a resolver esa situación de otra manera.

Si además los padres le van dando posibles alternativas, posibles soluciones, maneras de calmarse y canalizar el niño crecerá teniendo herramientas para tolerar su frustración y ganar en tolerancia, un aprendizaje muy válido para la etapa adolescente y adulta. Pero es ahora, en la edad infantil cuando se debe cultivar.

Encontrarás más orientación en estos otro artículos:  Recopilación de entradas sobre las rabietasComo actuar ante una conducta inadecuada 

Un aprendizaje de largo recorrido

Si cada frustración, cada pataleta la conviertes en una oportunidad de aprendizaje para tu hijo (y también para ti), poco a poco irás sembrando la semilla que brotará en unos años, sobre todo a partir de los 5, 6 años.

Tolerar su enfado, y ganar capacidad de espera es decir, que sean capaces de esperar en ser atendidos, es un aprendizaje lento de poquito a poquito y los resultados se van viendo poco a poco.

A los padres nos gustaría que los aprendizajes fueran rápidos, y ver resultados casi de forma inmediata. Pero no es así, tendrás que trasmitirle esta actitud casi todos los días y en diferentes momentos y situaciones. Esa es nuestra labor de educar.

Por cierto, una vez se haya calmado y superado su enfado le puedes pedir que recoja las piezas que ha tirado por el suelo.  Puede que sea al cabo de un largo rato y tú le puedes ayudar.  Eso sí, no como un castigo y nunca con actitud de enfado.

Cristina García, Pedagoga, Orientadora familiar y Terapeuta Gestalt infantil

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Cristina Garcia

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