Mi hijo no me hace caso | Edúkame

Mi hijo no me hace caso

¿Qué debo hacer cuándo no me obedece?

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Llamó mi atención un artículo escrito por un padre que reflejaba la realidad con la que a diario me voy encontrando. El titulo, además, es la frase que más oigo y leo en las consultas que recibo en Edúkame, “mi hijo no me hace caso”.

Solemos pedir a los niños obediencia y buena conducta sin ofrecerles el tiempo ni las herramientas adecuadas para ello. Los tratamos casi como adultos, sin tener en cuenta como piensan, y sobre todo, como sienten.

Por eso en Edúkame tenemos el empeño de informar y formar a los padres y educadores ofreciéndoles herramientas para que puedan educar niños emocionalmente sanos, autonómos y felices.

Refuerzo positivo y algo más

El padre explicaba en este artículo el mal comportamiento de su hijo mayor. Un niño que acaba de ser “destronado” por un hermano recién nacido, no sólo necesita refuerzo positivo por su buena conducta como bien indicaba el padre, sino que tambien también necesita poder expresar y vaciar el hervidero de intensos sentimientos que le están invadiendo, que además muchos de ellos son contradictorios y qué no sabe como sacarlos sin dañarse a él mismo ni a los demás, y cómo luego llegar a un estado de bienestar.

Usar el castigo no ayudará a tu hijo a que pueda responsabilizarse de su propia conducta, a que pueda aprender de las consecuencias positivas de sus acciones, ni a conocer sus propias emociones o impulsos que puede autoregular si se le ensaña a ello.

¿Ignoro su comportamiento?

En vez de castigarlo con la ignorancia cuando esté repartiendo la ropa recién planchada como un arrebato de rabieta, te propongo que veas que detrás de esta conducta hay una emoción de enfado, o de rabia, o de miedo….. Y que necesita tu ayuda y acompañamiento.

¿Como le puedes ayudar? Acompaña su explosión emocional con una actitud de respeto, ofrécele un pequeño momento de desahogo sin sermones, reproches, amenazas, enfados... Luego ayúdale a canalizar esa emoción y finalmente enséñale a volver a un estado de equilibrio y bienestar.

Explotar, canalizar, relajar

1. Acompaña la exposición emocional: ¡vaya veo estás enfadado!, ¿Algo te ha hecho sentir mal? (voz firme y sin retirar el afecto )

2. Enséñale a canalizar sus emociones: ¿Quieres que te ayude a sacar tu enfado, sin hacerte daño? Con esta ropa no, pues me ha costado trabajo plancharla, pero estos cojines sí puedes tirarlos por el suelo. O también le puedes ir ofrecer segun el momento y el día:

  • Saltar sobre el suelo
  • Golpear un cojín
  • Gritar fuerte dentro del armario
  • Romper hojas de periódicos
  • Leer el cuento Vaya Rabieta o Cuando estoy enfadado.
  • Amasar plastelina y golpearla
  • Hacer un dibujo de garabatos, o lineas, formas con un trazo fuerte.
  • Dejar que vaya al rincon de las emociones

3. Ayúdale a relajarse, (pasada la intensidad de la explosión) . Veo que estás más tranquilo, que has conseguido tranquilizarte. Ahora es el momento de recoger lo cojines (o la ropa) que has tirado, o de recoger el material usado, (con afecto y sin sermones).

En este tercer paso, lo que conseguimos es que el niño conecte con su mundo emocional, conozca sus emociones, las identifique y aprenda herramientas para canalizar tanto la ira como el miedo (emociones muy ligadas a los celos). Sin que con ello mamá o papá le hayan castigado, amenazado, sermoneado o retirado el cariño.

Así que lo que tu hijo recibirá es amor, seguridad, ayuda, aprendizaje de la figura más importante para él: su padre y su madre.

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Escrito por:

Cristina Garcia
Cristina Garcia

Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

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