Mi hijo juega a pelear
Tengo un niño de 7 años y siete meses y siempre juega a la guerra, a pelear, a tirar los juguetes. Eso me incomoda muchísimo. ¿Es eso normal? ¿Qué es lo que debo hacer?
¡Hola Beatriz! La pelea o la lucha es un comportamiento innato que tienen todos los animales, incluido el hombre. Algunos teóricos afirman que la pelea es un instinto de supervivencia. Por ejemplo, me viene la imagen los documentales de animales cuando la mamá leona lucha con otro león porque éste se ha acercado demasiado a sus crías. La mamá leona actúa instintivamente peleando para proteger a sus hijos. En el caso de los seres humanos también tenemos ese instinto pero, por el contrario que los animales, nosotros aprendemos con la inteligencia a controlar esa necesidad de pelear o esa agresividad que llevamos dentro para poder convivir en sociedad.
Por ejemplo, una situación que ocurre en numerosas ocasiones entre dos niños de tres años: Ana juega tranquilamente con un coche en el patio del colegio y de pronto Pablo da un manotazo a Ana y le quita el coche sin decir ni una palabra. En este momento, Ana se levanta y se dirige a Pablo dándole un bocado en la mano para coger el coche que ella tenía. Es una acción muy típica en estas edades ya que los niños actúan por instinto y los adultos somos quienes corregimos estas acciones violentas de los peques para que aprendan a convivir con las personas que les rodean.
Te explico todo esto para decir que es natural que a tu hijo le guste jugar a peleas ya que es un juego espontáneo, innato para él. A ti te puede incomodar porque has aprendido que las "peleas son malas" y controlas tu agresividad.
Ciertamente, la agresividad desmesurada es perjudicial para nosotros pero la agresividad la llevamos dentro y una "lucha sana" en muchas ocasiones nos ayuda a conseguir lo que nos proponemos. Por ejemplo, Pablo quiere conseguir el coche de su compañera Ana y busca las estrategias que él va aprendiendo para pedir las cosas, como por ejemplo: "¿Me dejas el coche Ana? Si Ana le dice que no, Pablo sigue "luchando" para conseguirlo y le puede decir "¿jugamos juntos?" y Ana acaba aceptando.
En definitiva, te sugiero que dejes a tu hijo jugar a pelea. Prepárale un espacio en casa, por ejemplo en su habitación, donde no se pueda hacer daño. Explícale que vas a ayudarle a hacer un espacio de lucha. En ese espacio ponle cojines y preparad juntos unas espadas y unos escudos de cartón.
Explícale las normas del juego: " Aquí puedes jugar a peleas pero vigila de no hacerte daño ni hacer daño a la otra persona que juega contigo". Los dos, madre e hijo, podéis jugar a pelearos con las espadas, a golpear los cojines, a gritar, a reíros, a hacer "lucha de cosquillas" y todo cuanto imaginéis.Es un juego en el que se descarga mucha energía y se canaliza la agresividad.
Ayuda al peque a sacar esa agresividad o esa necesidad de pelear físicamente que en otras ocasiones tiene que reprimirse. Como en el caso de Pablo que en vez de pegar a su amiga para conseguir el coche, aprende a reprimir esa acción violenta y se lo pide con palabras.
¡Seguro que después de este juego sanador estaréis los dos más relajados!