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Mi hijo en la calle me pide que lo coja en brazos

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Mi hija tiene 2 años y 8 meses. Aprendió a andar con 14 meses. Está muy ágil y corre y salta sin problema. Hace 4 meses que apenas uso la silla. Sin embargo siempre que salimos a la calle juntas, me pide que la coja y si no lo hago se tira por el suelo y llora desconsoladamente. Con los abuelos o con amigos aunque también les pide que la cojan no se pone así, aunque también insiste en que no quiere andar. ¿Qué debemos hacer?

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Cristina Garcia
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

Cuando un niño pequeño se niega a caminar y llora para que se le lleve en brazos hoy en día se sigue interpretando como una de las más grandes muestras de indisciplina y negativismo: pensamos que es perfectamente capaz de andar él sólo, y por tanto, su demanda se trata de un capricho.

Las madres/padres que deciden cogerlos en brazos piensan que son unas blandas, que el peque les está tomando el pelo o que les está manipulando. Y los que no lo cogen y lo obligan a caminar suelen poner el acento en demostrar al peque quien manda y creen que con ello están marcando los límites al no atender a sus demandas.

Pero si ponemos la mirada en el niño y niña que aún no llega a los tres años hay una realidad con la que no contamos y no respetamos: la evolución de su desarrollo motor.

Queremos que los niños crezcan rápido y consigan habilidades antes de lo que su madurez permite. Tú comentas “tiene casi tres años es ágil y corre sin problemas”. Imagino que será así en la escuela, en casa, en los parques, cuando camina a su ritmo o a tu lado en muy pequeños recorridos.

Así que interpretas, si corre en el parque también puede caminar por la calle a mi lado. Pero no es lo mismo pues seguir el ritmo de mamá o de cualquier adulto durante más de cinco minutos le supone un esfuerzo que va muy ligado a su madurez.

A tu hija aún le es difícil caminar sin cansarse cogida de tu mano, seguir tu ritmo. Tal vez algunos días se puede mostrar más “caminadora” y no te pida brazos pero será porque ese día, en ese momento esté especialmente motivada o alegre. Pero lo normal es que aún le cueste un esfuerzo y así te lo demuestra pidiéndote brazos.

No es gandulería, no es capricho, no te está tomando el pelo, es simplemente que aún no está totalmente madura para ello.

Los niños a estas edades son pequeños pero a la vez son muy perceptivos. Tu hija te pide llorando y exigiendo que tú la lleves en brazos, y en cambio, se muestra menos demandante con los abuelos porque percibe que sus abuelitos no tienen ya la fuerza ni agilidad para llevarlos. Y en el caso de los amigos, porque no los conoce tanto y no sabe si podrán con ella o no.

Este hecho se suele interpretar (por lo abuelos o amigos) como “ves a ti te toma el pelo y a mi no”. Pero el mérito es más bien de la niña que está haciendo un gran esfuerzo por caminar (pues aún le resulta difícil) y deja de insistir al abuelo porque le gusta hacer el bien siempre que puede y porque tiene conciencia moral.

Tu hija al igual que aprendió a caminar solita, también aprenderá a ir de la mano sin pedir brazos y sin llorar, pero ten en cuenta que este aprendizaje también depende de su madurez. Seguramente lo consiga a partir de sus tres años y llegando a los cuatro. A partir de los cuatro años son pocos los niños que usan el cochecito (o lo usan en momentos puntuales para largos recorridos o cuando hay prisa) y a los cinco o seis ya casi ninguno!

No aparques aún la silla de paseo. Usarla de nuevo en aquellos recorridos que consideres os permitirá a ambas disfrutar más de los paseos por la calle sin que ello se convierta en una lucha interior por parte de ambas.

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Cristina Garcia

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