Mi hija dice a todo que NO
Desde hace una temporada con mi hija de 34 meses todo es NO. Cada vez que le pido que haga algo su respuesta es un no rotundo y sigue con sus cosas. Si la obligo la tengo que llevar a rastras entre gritos, si intento hablar su respuesta es negativa y no sé que hacer. Cuando consigo después de mil negativas meterla en la cama se pasa una hora mínimo llamándome y pidiéndome cosas, ahora pipí, ahora el muñeco, ahora agua... Y eso que antes de irse a dormir procuro que lo tenga todo, siempre hay excusa para no dormir. También dentro de las rabietas que coge cuando le pido las cosas le da por pegar, la verdad es que al final acabo muy nerviosa, es bastante desesperante. No sé como podría solucionarlo.
Irene en tu consulta describes muy bien el comportamiento de tu hija y es exactamente igual al de mi hijo Iván desde hace ya un tiempo (ahora tiene tres y medio), y seguro que también de otros muchos niños de 2 años a final de los 3.
Nuestros hijos están viviendo su momento de autoafirmación, de búsqueda de poder, de intentar salirse siempre con la suya, del NO! (y que te he dicho que Nooooo) para todo, de la pataleta, los gritos, las peleas, incluso de querer pegarnos porque no obedecemos sus órdenes!
Todo manual de pedagogía, toda guía para padres habla de este período. Así que nos hemos de felicitar porque tenemos unos hijos sanos que son capaces de a sus tres años desafiarnos!! Es como una adolescencia infantil...
¿Cómo vivirlo? Lo primero entender que no son niños/as malos, ni tiranos (aunque lo parezcan), ni lo hacen para fastidiarnos aunque sí para desafiarnos. Nosotros también fuimos así a su edad, y en función de cómo la vivimos entonces ahora lo demostramos (de eso hablaré en otro post).
Lo segundo: dices que es desesperante.... Mejor conecta con la esperanza, confianza que tienes una hija sana y que esta época (que pasará) le ayuda a crecer. Si no, estarás muy a menudo enfada, irascible, rabiosa como ella y ahora necesita mucho tu amor, serenidad, seguridad y paciencia.
Lo tercero, es el momento de poner límites. Mamá y papá ponen las normas y ellos las cumplen les guste o no (sin negociación en la mayoría de casos, por ahora.). Ante sus negativas, nosotros decidimos y ellos no tienen derecho a voto (aunque sí tienen derecho a enfadarse, gritar, soltar la rabia que les da no ganar, patalear en el suelo).
En estos casos solemos perder fuerza dándoles explicaciones e intentando convencerles porque nos duele; perdemos energía porque nos sentimos culpables de mantenernos firmes mientras ellos lloran, gritan y pasamos mucha vergüenza porque montan el espectáculo donde sea.
¿Te sientes culpable de amar a tu hijo/a e intentar sea un/a joven con criterio y seguridad? Pues está en tus manos mostrarle ese camino o dejar sea una jovencita tirana y caprichosa.
"-Quiero un sugus. -Hoy no toca. Ayer te comiste dos y no es bueno comer sugus todos los días. -Siii, yo quiero uno ahora!.-Lo sé, pero no es bueno para ti". Se enfada, grita y llora. Pataleta en plena calle. Permítele exprese su rabia pero no te enfades, no le chilles, no le digas nada más, no la intentes convencer que lo haces por su bien (ya se lo has dicho, te ha entendido, no le ha gustado y te lo va ha demostrar...).
Yo en ocasiones sigo caminando lentamente dándole tiempo a que me siga pero sin decirle nada. Cuando ve que estoy lejos viene corriendo, gritando y llorando "-Quiero un sugus!!!!!!!!". Me agacho a su altura, lo abrazo y amorosamente le digo, "-Ya veo estás muy enfadado, lo entiendo, pero mamá sabe lo que es bueno para ti". El sigue insistiendo -"Mama, yo quiero un sugus. -Claro, tal vez otro día, pero hoy no." Y seguimos caminando, él llorando menos fuerte pero ya a mi lado.
Escenas como ésta hay muchas en el día a día: para irnos del parque, para ponerse el abrigo, para bañarse, por querer coger del súper lo que no debe, por querer jugar cuando es hora de comer, tarda una hora en irse a dormir, etc...
Hay días que lo vivo con agotamiento y otros con más serenidad, al igual que él hay días que apenas discute y podemos negociar y otros es un constante desafío.
Se podría decir que el "trabajo" de los peques de 2-3 años es el de intentar imponerse y mandar. Nuestro "trabajo" como padres es el de mostrarles el camino con amor, paciencia, con límites, seguridad y firmeza, con nuestro propio ejemplo y con respeto. Ser niño/a no es fácil y ser padres tampoco.
Lo que nunca les ha de faltar (y más en estos momentos) es nuestro amor, consuelo, nuestra dedicación y tiempo.