Mamá, yo no soy malo | Edúkame

Mamá, yo no soy malo

Cuidado con las etiquetas que colocamos a los niños

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Cuando viene un niño a consulta terapéutica, la primera sesión siempre dedico los primeros minutos a hablar con él. Le pregunto si sabe quién soy yo, si sus papás le contaron a dónde venía y los motivos (algo que previamente informo a los padres que hagan, pues el niño tiene que saber siempre a dónde va y los motivos por los que los padres decieron llevarlo a una terapeuta infantil).

El niño o niña me suele explicar: "mis padres me han traído porque soy malo y me porto muy mal, o porque soy mala comedora, porque soy un mentiroso, o porque soy malo y pego a todos, o porque soy muy movido y nunca paro quieto, o soy un hiperactivo, o soy una miedosa..." , y mi primer trabajo con ellos es quitarles esa etiqueta con la que vienen.

Tú no eres así

"Tú no eres así, tú solo funcionas así en estos momentos, o desde hace algún tiempo.

Tú no eres un mentiroso (o un agresivo, o un TDA, o un gandul, etc.) sino que en estos momentos necesitas actuar con este mecanismo y me gustaría que tú y yo viéramos juntos por qué necesitas mentir, o pegar, o moverte constantemente, o vomitar lo que comes. Pero tú no eres así, sólo que de momento actúas así. Necesitas ser visto de esta manera y seguramente lo haces porque así consigues algo y también evitas algo."

Todos los niños escuchan muy atentos este mensaje  y sus caras os puedo asegurar que son una mezcla de alivio y de asombro:

- ¿No soy así?, ¿tengo solución? mi madre me dice que yo ya no tengo solución...  ¿Y cómo vas a hacerlo?

- Lo vamos a hacer juntos, aquí en esta sala de terapia, que como ves hay juegos, juguetes, pinturas, colores, hojas... Cada vez que vengas jugaremos juntos o dibujarás, y así te iré conociendo cada vez más y será la mejor manera de poder a ayudarte a ti y a tus papás. Tus papás tampoco saben cómo ayudarte, por eso están tan preocupados, porque te quieren más que a nadie en este mundo y necesitan que les indique cómo tratarte para que te sientas mejor.

Un niño de 5 años, tras oír este mensaje y en medio de la sesión, salió gritando de la consulta hacia la salita de espera dónde su madre le estaba esperando: "¡No soy malo mamá, no soy malo mamá! Solo tengo que jugar y dibujar, y tu me querrás más!". Aún hoy me emociono recordando esta escena que para el niño y la madre fue muy sanadora, pues el niño pudo oír de su madre por primera que ella siempre, siempre lo quería y que ella también necesitaba aprender a hacerlo de otra forma.

Los niños se creen las etiquetas que les colgamos

Con esta familia el primer trabajo empezó a los diez minutos de la sesión, descargar al niño de la etiqueta que tanto le pesaba, la etiqueta de "soy malo".

Una etiqueta que de forma inconsciente sus padres no paraban de repetirle y que él también, sin ser consciente, se esforzaba diariamente por ejecutar. Es decir, se lo había creído tanto que sólo sabía que ser malo (no obedecía en nada a su madre y respondía casi para todo con rabietas, llantos...

Y así es con el resto de etiquetas que colgamos a los niños pequeños: mentiroso, TDHA, dormilón, cascarrabias, gruñón, quejica, malo, pesado, vergonzoso, travieso.

No eres, estás

Recordad que no SON quejicas, pegones, desordenados, gandules..., sino que en esos momentos están actuando así, por lo tanto debemos hacer referencia a la conducta no al SER del niño: hoy estás quejica, hoy tu habitación está desordenada, estás gandul, ahora estás desobediente, etc.

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Escrito por:

Cristina Garcia
Cristina Garcia

Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

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