Doble sentido, ¿qué es eso?
Nuestros peques no entienden la ironía, las bromas o las frases de doble sentido que tanto usamos los adultos en nuestras conversaciones.
Muchas veces les decimos cosas con doble sentido que ellos no sólo no entienden, sino que además les confunden, pues nuestro tono y el mensaje son totalmente contradictorios.
¿Quiere este padre que su hijo realice un fascinante viaje espacial, o quiere que desaparezca de su vista... ?
En un momento de prisa, por ejemplo la entrada al colegio, el/la peque camina con normalidad y mamá le dice con tono algo enfadado "anda cariño, ve aún más despacio que no tenemos prisa".
Mamá esperará que su hijo empiece a caminar más deprisa pues lo que realmente le ha querido decir es que hay prisa y que por tanto camine más rápido.
Pero como ha usado la ironía y el doble sentido, su peque lo que ha entendido es la frase literalmente: "puedo ir más despacio, no hay prisa". Pero el tono de voz de su madre, su actitud de desagrado o preocupación (probablemente tirando de él con rapidez) hacen que el peque se sienta confundido y no sepa si obedecer o no, ni a qué atender.
Usando otros términos, diríamos que en su cerebro se está produciendo un corto circuito al intentar procesar esta información
El psicólogo J.Piaget, demostró las diferencias entre el pensamiento infantil y el adulto y las plasmó en su importantísima teoría sobre los estadios del desarrollo cognitivo.
El pensamiento del niño pequeño está muy ligado a la realidad, a lo concreto, a la experiencia directa. A partir de los 12 años, aproximadamente, piensan en términos lógicos más abstractos, pueden usar el lenguaje metafórico, pensar en lo que podría ser, hacer deducciones hipotéticas, hacer planes.
Así que hasta que tu peque no sea un jovencito/a adolescente procura no usar la ironía y las frases con doble sentido pues no está preparado para entenderte.
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Escrito por:
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame