Cómo atender los celos durante la infancia
Se puede sentir celos ante el nacimiento del hermanito al hogar, o tal vez al cabo de unos meses o incluso después de uno o dos años cuando el hermano pequeño empieza a ganar cada vez más protagonismo pues ya camina, habla y “hace mucha gracia” a todos menos a él.
Se puede tener celos incluso durante el embarazo del hermano, pues el hijo o hija mayor ya percibe que su mamá no es solo para él. Y en muchas ocasiones durante el embarazo de mamá el comportamiento del primogénito cambia, expresando así su sentir celoso.
Se puede sentir celos también hacia el mayor. Es decir, el hermano pequeño siente celos de su hermano mayor porque cree que es mejor que él o que tiene más cosas o atenciones que él.
Se puede sentir celos de un compañero de clase al que la educadora hace más caso que a él o que cree que le roba las atenciones y mimos de su maestra. De un amiguito o primito porque cree que tiene más juguetes o cosas que él o ella.
Se puede tener celos hacia el propio padre o hacia la madre, y también los puede acusar el novio de mamá o la novia de papá.
En resumen, todos los cambios generan inseguridad en la frágil madurez de nuestros pequeños y pueden crear con facilidad sentimientos de frustración e inferioridad, pues la estima de nuestros niños aún no está suficientemente fortalecida
Muchos padres me explican casi con sorpresa que no entienden cómo su hijo mayor o menor puede tener celos pues según ellos no hay motivos para sentirse celoso: le dan la atención que necesita, tiene un cuarto para él solo, le ofrecen momentos exclusivos, etc. En definitiva, hacen todo lo posible para que no tenga celos y no entienden cómo a pesar de todo, ¡puede estar celoso!
Casi con el mismo asombro, otros padres reciben la noticia de que el comportamiento de su hijo (por el cual me consultan porque están preocupados), se debe a los celos que siente de la nueva pareja de su padre o madre. Como ya hemos visto, los celos aparecen en cualquier momento y situación y lo que realmente cuenta es el mundo afectivo del niño que siente celos. Es decir, cómo él interpreta los mensajes de sus padres, si se está viviendo un cambio en la dinámica familiar -ya sea un cambio externo o un cambio en la propia manera de hacer de la familia-, sobre qué base de su autoestima se sustenta este cambio (si hay o no hay buena base) y con qué carga afectiva sus padres se relacionan con él.
Por ejemplo, puedes estar diciendo al niño “te escucho” mientras estás comprobando los mensajes de tu móvil o le estás limpiando la carita a su hermanito pequeño: ¿Se puede estar sintiendo querido y escuchado realmente?
Veamos ahora cómo atender adecuadamente los celos (guía educativa Tiene celos ¿qué puedo hacer?, página 14).
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Escrito por:
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame