Niños que juegan a cosas de niñas y viceversea. ¿Qué hacer?
La información que encontrarás en este post, está tomada de forma literal de una pequeña parte del número de mayo de la suscripción Premium que aborda ampliamente La sexualidad en la infancia. Qué hacer y cómo actuar.
Otro tipo de preocupación que nos transmiten los padres en Edúkame está relacionada con juegos en los que los niños se ponen ropa o hacen cosas típicas de niña y viceversa. Niños varones de 3 o 4 años que juegan a ponerse los zapatos de tacón de mamá o buscan entre su ropa interior para ponerse sus sujetadores o se dejan pintar los labios por sus hermanas más mayores.
Niñas que jugando a mamás y papás, quieren ser el papá de la familia o el hermanito y que actúan como tales, queriendo hacer pis de pie simulando que tienen pene. Los juegos de sexo cambiado son normales hasta los 5 años aproximadamente y los padres no deben preocuparse. Puede sorprender e incluso alertar cuando hay desconocimiento por parte de los adultos. Pero si sabemos que es normal, que no están haciendo nada malo, que no les perjudica este juego para su buen desarrollo (¡sino todo lo contrario!), que no significa que tengan un lío en su identidad sexual, que no debemos preocuparnos por nada salvo porque se hagan daño, entonces actuaremos con total normalidad.
Se debe evitar reaccionar negativamente ridiculizándoles o reprochándoles, por ejemplo diciéndoles: “¡qué haces con la cara pintada como si fueras un niña!”, “¡quítate los tacones ahora mismo que eso no es de chicos!”, “¡las niñas no hacen pipí de pie!”, etc. Ni tampoco se debe reaccionar prohibiéndoles jugar o castigándoles, pues no están haciendo nada malo.
Este tipo de juegos surgen de su imaginación y espontaneidad, y de sus ganas de conocer y experimentar las diferencias entre ser niño y ser niña. La información que encontrarás en este post, está tomada de forma literal de una pequeña parte del número de mayo de la suscripción Premium que aborda ampliamente La sexualidad en la infancia. Qué hacer y cómo actuar.
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Escrito por:
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame