Enseñar a expresar la rabia o el enfado
Tanto los adultos como los niños, al conectar con la rabia tendemos a activarnos y a ponernos en movimiento para responder a aquello que la provocó.
Así pues, cuando sentimos rabia tenemos la necesidad de movernos enérgicamente, ya sea, dar un puntapié, correr, empujar, golpear, gritar, llorar, etc., acciones todas ellas que ayudan a expresar la rabia o enfado que sentimos pero que si se llegan a realizar se suelen censurar rápidamente.
La rabia activa el cuerpo
Los niños pequeños son más espontáneos en la expresión de sus emociones, así que cuando un niño se enfada porque le han quitado su pala y cubo la rabia que siente hace que su cuerpo se active y quiera responder a aquello que le provocó rabia.
Podrá responder reaccionando enérgicamente contra quien le quitó su juguete (ya sea su madre u otro niño), o podrá responder ante esta sensación de agresión o frustración llorando fuerte, dando patadas, tirándose al suelo (la típica pataleta), gritando, etc. Reacciones todas ellas espontáneas, que no tienen la voluntad de hacer daño a nadie, sino más bien la de descargar esa intensa emoción que siente el niño que es desagradable y que además le empuja a salir hacia afuera. Esta emoción que quiere descargar es rabia o enfado.
Es mejor descargar la rabia que quedársela dentro pero lo ideal es que esta expresión sea de forma adecuada como explicamos siempre en Edúkame.
Tres reglas para descargar sin dañar
Aunque los niños pueden sentir rabia en cualquier lugar, debemos tener en cuenta que en su expresión, esa rabia no se vuelva en su contra, es decir, que al expresar la rabia o cuando estan en plena rabieta:
- NO se hagan daño a ellos mismos: golpeándose la cabeza, tirándose fuertemente al suelo, pellizcándose, tirándose del cabello, etc.
- ni a nadie: mordiendo, empujando, pegando a los demás, ya sea su amigo, su hermano, su madre, su padre, etc...
- ni a nada: rompiendo objetos o golpearlos fuertemente.
Enseñar cómo expresarla
Debemos permitir la expresión de esta emoción pero también debemos enseñarles de qué forman la pueden descargar y de que forman NO deben.
Cuando son muy pequeños, entre el año y los dos años de edad, las rabietas son muy intensas, y sueler ir acompañadas de lloros intensos y gritos que les ayuda a liberar la tensión que sienten ante una frustración o enfado. En esos momentos lo mejor es acompañar, no actuar y vigilar que se cumplan las tres reglas anteriores.
Tras unos minutos de explosión emocional le podemos ofrecer alternativas al niño para canalizar su enfado o para que centre su atención en otra cosa positiva. Pero nunca en plena explosión de llanto.
Un niño enfado que le da un puntapié a una silla tirándola con fuerza, o empuja a alguien haciéndole caer, o muerde necesita saber que estas acciones son dañinas y que no son correctas; también necesita aprender de qué forma puede expresar su enfado teniendo en cuenta las tres reglas anteriores.
Le podemos transmitir este mensaje: "parece que estás enfadado y por eso tiene ganas de empujar, mejor golpea esta pelota que te ayudará a sentirte bien, pero no hagas daño nadie, o dibuja y rompe estos papales y verás que bien te sienta".
Se puede descargar bailando enérgicamente, corriendo, saltando, golpeando cojines o almohadas, hablando con alguien, llorando, gritando, garabateando con fuerza, aplastando plastelina, rompiendo periódicos o hojas recicladas, etc.
Acciones todas ellas que ayudan a liberar sin dañar y a posteriormente poder autorregular la intensidad de la emoción.
Si te ha gustado compártelo... Un pequeño gesto para ti, una gran ayuda a todos.
Si crees que puede interesar a otras mamás compartelo en tus grupos de Whastapp.
Escrito por:
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame