Qué hacer en casa para potenciar la autoconciencia emocional en los niños
Aquí comparto con vosotros los primeros ejemplos prácticos sobre cómo desarrollar en casa uno de los beneficios de la educación emocional: la autoconciencia emocional, en concreto, la capacidad para reconocer y poner nombre a las emociones.
La importancia del modelado adulto
Cuando hablamos de niños pequeños la mejor forma de enseñarles algo es a través del modelado, es decir, haciendo nosotros aquello que queremos que hagan. Los que ya habéis leído otros escritos míos, podréis anticipar lo que voy a decir ahora…efectivamente, para poder modelar hace falta estar conscientes y ser responsables de lo que les estamos mostrando con nuestro ejemplo, es decir, no vale pedirle al niño que no grite mientras se lo decimos gritando…
Los niños pequeños tienen tres herramientas básicas para aprender: la observación, la imitación y la experimentación. Las conexiones cerebrales que a los adultos nos permiten tener y usar la capacidad reflexiva (esa que solemos usar con los niños mediante largos discursos para explicarles porqué algo está bien o mal mientras nos miran con cara de ¿?), comenzarán a producirse con carácter general a partir de la primera década ya cumplida. Es por esto que el enseñar algo haciendo se adapta más a ellos por ser algo observable, imitable y experimentable.
Ideas para practicar en casa
En el caso de la autoconciencia emocional les podemos ofrecer cómo nos manejamos con la nuestra, cómo nos sentimos, que sensaciones tenemos en el cuerpo con emociones diferentes y qué alternativas usamos para primero experimentarlas y después integrar lo ocurrido.
Así, pues, busquemos alternativas para comunicarnos con nuestros pequeños con la intención de que vayan conociendo, reconociendo y nombrando lo que les pasa cuando se han visto bañados por una emoción.
Algunas propuestas:
- Hacer historias con recuerdos de nuestra infancia del tipo “a mí lo que más me enfadaba de pequeña era…” o “estuve muy triste cuando se murió mi abuelo y sentía…”
- Utilizar metáforas y/o pintar con colores para describir sensaciones corporales, para dibujar o nombrar las emociones… Hay una obra teatral infantil que mostraba muy bien este ejemplo, se titula Berrinche.
- Jugar a adivinar mediante gestos faciales y corporales la emoción del otro…
- Compartir la lectura de cuentos ilustrados sobre emociones…
- Utilizar ejemplos de sus dibujos animados preferidos…
- Elaborar un cuento en familia sobre algo emocional que haya ocurrido…
- Jugar con papel de periódico, plastilina, pasta de sal, etc., para darle forma a las emociones
- Tener una pizarra con caritas del tipo emoticono para que cada uno pueda pintar o poner con velcro cómo se siente cada mañana…
- Jugar a ponerle sonido o movimiento a las emociones o inventarse palabras alternativas para nombrarlas…
Hay muchas opciones más, solo hace falta que padres y madres despleguemos nuestra imaginación y creatividad para adaptarnos a las necesidades e intereses de nuestros hijos.
¡Cuéntanos lo que has hecho tú!