Educar la emociones, una herramienta que ofrece felicidad
Cerremos los ojos por un momento ¿Cómo nos imaginamos a nuestros hijos dentro de unos años? Seguro que mucho más altos que ahora, buenas personas, con seguridad en si mismos y en definitiva siendo unos adultos FELICES.
Los padres, sus principales referencias
Todo esto será algún día una realidad en base a la educación que le demos hoy en día. Ahora nuestros hijos son sólo unos niños que dependen en gran parte de nosotros: de sus padres y no lo olvidemos que somos sus principales figuras de apego y de referencia en la vida.
La felicidad: de dentro hacia afuera
Por ello ahora es el momento de abrir los ojos y empezar a construir el futuro que queremos para ellos. ¿De qué forma? Sabiendo que la felicidad es algo que se construye desde dentro hacia fuera y no al revés.
Por tanto, en nuestras manos está ofrecer a nuestros hijos instrumentos que les permitan enfrentar de la mejor manera posible lo que les ocurra en la vida. ¿De qué forma? Ayudándoles a construir una vida emocional sana, facilitándoles que se conozcan a si mismos, identifiquen sus emociones y sepan cómo manejarlas a su favor.
Pasos para educar niños emocionalmente sanos
Todo esto que a priori parece tan complicado, puede comenzar a construirse a través de unos sencillos pasos:
- Aceptar el desafío que sobre nuestras propias emociones supone el convertirnos en madres y padres. Es el momento ideal para reconvertirnos, mirar hacia adentro y preguntarnos ¿quiénes somos? ¿Cómo manejamos nuestras emociones?, ¿cuáles son los valores que queremos transmitir a nuestros hijos?
- Entender que las emociones en si mismas no son malas ni buenas, están a nuestro servicio para ayudarnos a enfrentar la vida de la mejor manera posible. Intentar evitar decirles a nuestros hijos cosas como: no tengas miedo o no estés triste. Nuestro reto es ayudar al niño a manejar la emoción y enseñarle a expresarla de una forma en la que no se dañe a si mismo ni a los demás.
- Tener mucha paciencia con nuestros hijos. Aceptar las rabietas como parte de su crecimiento personal. Construir un rincón de pensamiento en la casa donde el niño o la niña tenga su espacio de reflexión cuando esté enfadado.
- Compartir las emociones con nuestros hijos. Hoy me siento triste por…lo enfrento de este modo…saco en positivo de esta situación.
- Aprovechar cada momento para reforzar positivamente a nuestros hijos. Nos lo agradecerán de por vida
- Utilizar los cuentos como herramienta básica. Los padres que se convierten en maestros de vida utilizan sus experiencias para orientar a sus hijos. Un buen truco es crear nuestro propio cuento en donde hagamos participes a nuestros hijos de aquello que nos paso cuando teníamos su edad, las emociones que sentimos ante determinada situación en la que se sientan identificados y cómo las abordamos. Por ejemplo: Cuando mamá tenía cinco años sentía mucho miedo a…Finalmente aprendió que…
- Jugar con nuestros hijos en familia. El juego es un espacio simbólico donde se aprenden a manejar las emociones. Practicar en familia juegos de intercambios de roles, construir caretas que representen las emociones para que así el niño aprenda a darles un nombre, construir títeres y hacer representaciones en familia, etc.
- Finalmente convertir a la familia en el espacio ideal donde padres e hijos puedan intercambiar vivencias y emociones. Para ello recordar que los primeros que tenemos que atrevernos a “desnudarnos” emocionalmente hablando somos los adultos. La respuesta que recibiremos de nuestros hijos será su infinita confianza en nosotros.
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Escrito por:
Licenciada en Pedagogía, coach de familia especializada en inteligencia emocional
Web: Educar en el Ser Perfil G+: ver