La influencia de las emociones en el rendimiento escolar
Porqué es tan importante la educación emocional
Desde siempre, el rendimiento académico se ha relacionado la inteligencia, siendo considerado el factor principal que determina el éxito o el fracaso escolar. Y es cierto, la inteligencia tiene mucho que ver con los resultados académicos. Sin embargo, los estudios más recientes consideran que hay muchos otros factores que influyen en el rendimiento de los niños y adolescentes: la motivación, la autoestima, la tolerancia a la frustración y la autonomía. Todos estos factores se pueden potenciar mediante la educación emocional. ¿Quieres saber cómo?
Cómo ayuda la educación emocional ante el fracaso escolar
Las emociones influyen en la forma como valoramos nuestra realidad: facilitan que estemos motivados, permiten adaptarnos a las situaciones y favorecen que actuemos mejor al comprenderlas y expresarlas. Estas habilidades ayudarán a tu hijo en su paso por el colegio y favorecerán el éxito escolar.
De hecho, la educación emocional es una forma de prevenir muchos problemas futuros, entre ellos el fracaso escolar, porque permite educar el afecto desde las primeras etapas de la vida, de manera que estas actitudes positivas se mantengan a lo largo de la vida. Las competencias emocionales de tu hijo serán muy elevadas, y será capaz de motivarse, de superar las dificultades y de tener una actitud positiva ante la vida y ante sus propias capacidades.
Qué factores condicionan el rendimiento escolar y cómo se pueden mejorar con la educación emocional
- La motivación: es la capacidad de actuar y persistir en una tarea hasta alcanzar el objetivo. Hay muchos niños que no son capaces de motivarse en el colegio, ya sea porque creen que no lo van a lograr, porque ante cualquier dificultad pierden el interés o porque esperan una recompensa inmediata. A menudo los niños expresan esta desmotivación con frases como “no voy a poder”, “esto es muy difícil”, “ya estoy cansado”, etc. La educación emocional permite a los niños gestionar estos sentimientos y transformarlos en otros más adaptativos que les hagan sentir capaces, de manera que sus pensamientos se enfoquen hacia el éxito: “puedo lograrlo”, “es difícil pero me esforzaré por conseguirlo”.
- La autoestima: es la forma como nos vemos a nosotros mismos. La autoestima baja provoca emociones y pensamientos como “no valgo para esto”, “no soy lo bastante listo”, “no lo voy a conseguir”... Estas emociones harán que el niño no se esfuerce o tienda a equivocarse sin poner remedio, esperando la confirmación de esas ideas. Mediante la educación emocional los niños aprenden a valorarse a sí mismos, a creer en sus posibilidades, a sentirse capaces de alcanzar el éxito y superar las adversidades. Estas emociones provocan una actitud mucho más adaptativa frente a cualquier tarea escolar: “soy listo”, “puedo hacerlo”... y facilitarán que el niño actúe en consonancia a estos pensamientos, tratando de hacerlo bien.
- La tolerancia a la frustración: Es muy común que los niños no toleren bien la frustración. Es algo natural que debe educarse a medida que van encontrándose obstáculos y los van superando. Cuando un niño no ha aprendido a tolerar la frustración, sentirá rabia y abandonará, pensando “es injusto”, “es demasiado difícil”, “ya no quiero intentarlo más”. Si los papás y los maestros educamos estas emociones y le ayudamos a tolerarlas y encontrar estrategias que permitan superar el obstáculo, los niños aprenderán que las dificultades se pueden superar. Esto hará que acepten la situación sin enfadarse, y dediquen su energía a solucionar el problema, pensando “como puedo arreglarlo?” “que puedo hacer para mejorar la próxima vez?”
- La autonomía: Los niños con baja autonomía sienten que no son capaces de hacer las cosas por sí mismos. Buscan la ayuda del adulto y cuando están solos ante una tarea no saben como afrontarla, por lo tanto se sienten indefensos, incluso enfadados por tener que hacelo solos, pensando “cómo voy a hacer esto?”, “si no me ayudan no voy a poder”. A través de la educación emocional los niños aprenden a creer en sus propias posibilidades y a disfrutar de sus logros, de manera que desean tener mayor autonomía y esa actitud les lleva a pensar “voy a hacerlo solo”, “lo voy a conseguir”.
Conclusiones
La educación emocional facilita el éxito escolar -y el éxito en cualquier área de nuestras vidas-, ya que nos ayuda a gestionar los sentimientos y equilibrarlos, a pensar sobre nosotros mismos y sobre los retos que encontramos de un modo más optimista y enfocado al éxito.
Es importante que esta educación emocional se desarrolle desde temprana edad, porque la forma de gestionar las emociones se aprende desde los primeros años. Siempre se pueden reeducar las emociones, pero será más complejo cuanto más esperemos.
Por eso, si aún no cuentas con la suscripción Premium te animo a hacerlo y a seguir aprendiendo cómo puedes ayudar a tus hijos a desarrollar su inteligencia emocional desde hoy mismo.
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Escrito por:
Psicóloga infantil, especialista en e-learning (educación y TIC)
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