¿Cómo le digo a mi hijo que su mascota ha muerto? | Edúkame
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¿Cómo le digo a mi hijo que su mascota ha muerto?

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¿Cómo decirles a nuestros hijos de entre 2 a 6 años que su mascota ha muerto?

1 Respuesta
Cristina Garcia
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

La muerte sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad. Se trata de forma encubierta o en silencio, por lo que nos solemos encontrar con falta de herramientas para gestionar nuestros sentimientos, y por supuesto, el de nuestros menores.

A las mascotas se les coge tremendo cariño, y por tanto, se convierten en miembros de la familia importantes y  especiales tanto para los niños como para los adultos.

Ser honestos y sinceros

Ante todo, ser honestos con vuestros hijos y no les apartéis de la realidad con el pretexto de ahorrarles sufrimiento. Aunque os resulte difícil y doloroso hablar de la pérdida de la mascota, mejor hacerlo lo antes posible. Explicarles con un lenguaje sencillo y verdadero que su mascota ha muerto y que ya no volverá jamás: “era muy viejecito y su cuerpo estaba ya muy cansado. Estaba muy enfermo y las medicinas no lo han podido curar; ahora que está muerto ya no tiene dolor”.

Para los niños menores de 3 años, la muerte es como un largo sueño del cual en algún momento se despierta. Por lo tanto, será necesario ser pacientes pues tendréis que explicarle varias veces lo ocurrido y lo que significa la muerte. Para vuestros hijos es muy importante que vayan entendiendo que su mascota se ha ido para siempre y no regresará jamás a jugar con ellos. De lo contrario, pueden quedarse “esperando” se despierte o “regrese” de un largo viaje y con ello aún sufrirán más.

Os recomiendo evitar frases del tipo:

  • Se ha quedado dormido para siempre (porque podríais inducirlos a rechazar dormir por la noche por temor a no despertar)
  • Se ha marchado de viaje (más adelante puede temer ir de viaje)
  • Está muy, muy lejos… en otro lugar maravilloso (porque permanecerán esperando su regreso).

Contestar todas las preguntas

Ante vuestras sencillas y honestas explicaciones surgirán preguntas que yo os animo contestéis sin disfrazar la verdad. Si no tenéis todas las respuestas, no pasa nada, sencillamente les decís que no los sabéis.

Hay preguntas que os pueden mostrar sus temores, por lo que es importante tomarlas en serio e intentar responderlas con sinceridad para ayudarles a calmar sus miedos y aceptar la pérdida. Los temores de los niños pueden ser:

  • ¿Fue culpa mía la muerte? No cariño. Llegó su momento, estaba muy viejo y cansado…
  • ¿Con quién voy a jugar ahora? Con tu perro ya no podrá ser. Pero no estás sólo y puedes jugar con tus hermanos, conmigo, con tu abuelo, etc..
  • ¿Me puedo morir yo también? Si, todos nos moriremos cuando sea nuestro momento.

Los adultos solemos expresar nuestro dolor con tristeza y abatimiento. Los niños, en cambio, expresan su sufrimiento por la pérdia con cambios de humor, menos interés en las tareas o rutinas escolares, cambios con el apetito, un dormir más intranquilo...

Compartir vuestros sentimientos

No es malo que los niños vean vuestro dolor y la tristeza. No hay que angustiarse porque os vean tristes o llorando; al contrario, esto hará que ellos se sientan más acompañados y se den cuenta de que sus sentimientos también son compartidos por vosotros.

Si ellos ven que vosotros intentáis esconder y disimular vuestros sentimientos, aprenderán pronto a no expresarlos y se sentirán solos con su dolor. Permitid quevuestros hijos lloren cuanto necesiten, al igual que vosotros seguro también.

Si hacéis un ritual de entierro es bueno que vuestros hijos participen, pues tomar parte de estos actos les ayuda a ir comprendiendo qué es la muerte y a iniciar mejor su propio proceso de duelo.

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Cristina Garcia

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