Mi hijo desde que gatea me persigue
Mi hijo tiene 13 meses y ha comenzado a gatear hacia delante hace unos días. Es un niño muy sociable y le puedo dejar con conocidos y no llora. Lo que me preocupa es que desde que gatea se pasa el día persiguiéndome a todas partes. Ahora mi trabajo es dedicarme a él, así que estamos siempre juntos. Desde que nació estoy atenta a sus necesidades ipso facto. ¿Por qué no se queda jugando sólo ni diez minutos? ¿Por qué necesita estar "pegado" a mí siempre que estoy con él? Puedo realizar tareas diferentes pero él necesita mi presencia. ¿Es normal aunque sepa que estoy en la habitación de al lado?
Irene la reacción de tu hijo es absolutamente normal. Tú eres su mejor referente de seguridad. Con tu presencia él se siente tranquilo y con ganas de practicar su nueva habilidad motriz. ¡Ya sabe desplazarse por sí mismo y esto es una hazaña muy importante para él! Pero también se siente inseguro, en algún momento temeroso de su movimiento, de si va muy rápido, de si se puede caer. Todos estos sentimientos los neutraliza buscando la seguridad que tú le ofreces.
Lo que tal vez a ti te parezca un exceso de dependencia pues está pegado a ti todo el día, en realidad para tu peque significa llenarse de seguridad, de confianza para tener ganas de explorar, de descubrir por él mismo. Esto a partir de los tres años se traduce en autonomía (¡ya no estará tan pegado a ti!) y en autoestima. Así que paciencia, pues la dedicación que precisan y demandan hasta los tres años de edad es mucha pues nos necesitan mucho para entender el mundo que les rodea.
Por lo tanto, que tu peque practique su nueva habilidad persiguiéndote en su mejor motivación. (El gateo ayuda a intercomunicarse los dos hemisferios cerebrales favoreciendo el futuro desarrollo global de tu hijo).
Si te detienes en la cocina para realizar alguna tarea, prepara un sitio en este espacio para él, pues quiere y necesita estar a tu lado. Si luego te desplazas a otra habitación de la casa permite que te siga y te recomiendo que dejes para cuando él duerma aquellas tareas que sean peligrosas realizar estando él cerca (como planchar).
Lo más habitual en los niños menores de tres años es que busquen la presencia de mamá o papá permanentemente y no lo hacen por capricho, sino por necesidad: el mundo que les rodees les es extraño y necesitan del apoyo y la seguridad que les ofrece la presencia de mamá/papá para irlo conociendo, descubriendo por ellos mismos, y así, integrarse. Por lo tanto, no suelen quedarse solos jugando en su habitación (y si lo hacen es muy poco ratito). Buscaran siempre jugar cerca del adulto.
Te recomiendo te tomes esta nueva etapa de tu peque como un juego que le va a servir para afianzar el gateo que luego se convertirá en caminar y tu presencia como el principal ingrediente para que crezca sintiéndose seguro.
Ah! Me llama la atención cuando dices “respondo a sus necesidades ipso facto”. Para su buen desarrollo emocional (y global) ves dejando pequeños espacios de no satisfacerlo inmediatamente y permanentemente. Llorará y se quejará, pero también necesita ir sintiendo y experimentando la sensación de frustración, enfado, rabia, me siento solito, ¡no viene mamá ya!, ¡quiero ahora esto y mamá no me lo da ya! Etc.
Esto está muy relacionado con los límites que tanto necesitan y los padres tanto nos cuesta poner.