Cómo aumentar la autoestima mientras enseñamos a leer y escribir | Edúkame

Cómo aumentar la autoestima mientras enseñamos a leer y escribir

Autoestima y aprendizaje de la lectoescritura

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La autoestima, uno de los principales problemas de los niños y adolescentes, pero también de los adultos, la determinamos por cómo evaluamos nuestras capacidades y cómo se reflejan nuestros sentimientos de ser aceptados y valorados por los demás.

Franks y Marolla (1976) estudiaron la autoestima y encontraron que tiene dos dimensiones: la externa, que se refiere a cómo los demás se sienten sobre ti, y la interna, que en cambio indica cómo te sientes sobre ti mismo. Cuando tenemos una buena autoestima nos sentimos que somos alguien valioso y especial. Asimismo, sentimos que tenemos capacidad para aprender y saber que somos capaces de hacerlo.

El Dictado al Adulto

Como psicopedagoga, tengo experiencia con niños y jóvenes con baja autoestima, y siempre como profesional intentas encontrar aquella actividad que le va a servir para mejorarla. Y justo este curso probé lo que se conoce con el nombre de “Dictado al Adulto”. Es una actividad muy adaptable a distintas situaciones. Se persigue que cambiemos un poco la metodología de los dictados, que muchas veces provocan baja autoestima, sobretodo en aquellos niños y niñas que tienen dificultades de aprendizaje; la idea es, pues, invertir dichos dictados, haciendo que sean ellos quienes nos dicten a nosotros.

El aprendizaje de la lectoescritura muchas veces es forzado y no nos damos cuenta de cómo esto le afecta al niño. Para poder expresarse correctamente por escrito, deben antes saber hacerlo oralmente; de lo contrario pueden presentarse dificultades. Esta actividad, pues, les permite trabajar su capacidad de organizar las ideas y crear un texto de manera oral que se convierte a escrito gracias a nuestra ayuda. Así se van concienciando del lenguaje escrito ya que van viendo cómo se escribe aquello que van dictando.

Esta actividad la he puesto en práctica en varias edades:

- Con un niño de 11 años y una niña de 9. El objetivo era que descubrieran mis vacaciones de Semana Santa. Así pues, pensaron y escribieron cada uno cinco preguntas para hacerme. Seguidamente, por turnos me las iban haciendo. Una vez recogidas las respuestas es cuando empezó la finalidad de esta actividad: ordenaron conjuntamente sus datos recogidos y me dictaron qué debía escribir, procurando que resultara un texto coherente.

- Con una niña de 8 años y con un niño de 7. En este caso tenían que descubrir el fin de semana el uno del otro, así que pensaron y escribieron 5 preguntas, las hicieron por turnos y finalmente, las ordenaron y me las dictaron. Ésta también la he probado con un niño de 11 años y una niña de 8.

- Con un chico de 13 años y otro de 15. Esta vez fue dictado al adulto más redacción libre. Tenían que descubrir lo que harían el fin de semana siguiente con diez preguntas cada uno, ordenar la información y dictármela. Una vez tuvimos esto hecho les añadí: “Esta es la historia que conocen las personas de su alrededor aunque la historia real es que son enemigos acérrimos”. Y a partir de esta frase inventaron un trozo de historia.

Todos ellos estaban cansados de fallar siempre en sus dictados, trabajos, exámenes, etc. Cuando se les proponía una actividad de escribir, o simplemente responder preguntas de comprensión, se frustraban y respondían sin motivación ninguna y, además, lo que recibían eran argumentos negativos de su maestra o maestro o de la familia. Con esta constante experiencia negativa, estos jóvenes tenían la autoestima baja.

Esta actividad, en sus diversas variantes, ha sido útil para subirles la autoestima, les ha permitido ser ellos los que cogían el papel de maestra o maestro y dictaban sus textos. Además, podían ver como se escribían sus palabras en la pizarra o en el ordenador correctamente. Esto les daba confianza y les permitía hacer volar la imaginación y expresarse libremente sin preocuparse por la reacción del profesor. Asimismo, el trabajar con parejas les permite ayudarse mutuamente en la redacción y darse cuenta de que lo pueden hacer igual que su compañero.  

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Escrito por:

Marta Cartró
Marta Cartró

Pedagoga y Psicopedagoga