¡Queremos lograr un Día Mundial sin gritos! Vamos a conseguir que la UNESCO haga oficial un día que sirva para concienciar a la población y, en especial, a los padres y madres de lo dañina que resulta esta práctica hacia los niños.
Los gritos no dejan huellas visibles en la piel pero sí arrugan el corazón de los más pequeños: Destruyen su autoestima, los hacen sentir poco queridos y les dan miedo. Los gritos hacen a los niños infelices.
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