Cómo deben ser los padres según el autor Augusto Cury
El sistema educativo que tenemos está muy centrado en el aspecto académico desde infantil, con tres años hay niños que todavía no saben hablar bien el castellano pero ya empiezan con una segunda lengua (algunos hasta tres) porque se cree que cuanto antes aprendan mejor.
Es cierto que los niños son como esponjas y que tienen una gran capacidad para adquirir todo tipo de conocimientos, pero me sorprende que no se le dé la misma importancia a la inteligencia emocional que en definitiva es la que favorece un buen desarrollo académico.
Los niños resuelven problemas matemáticos pero no los personales
Ante esta realidad, yo me pregunto ¿de qué sirve que los niños aprenden a resolver problemas matemáticos si no saben resolver sus propios conflictos personales? En la aulas tenemos niños de seis años que se orinan encima por miedo a levantar la mano y otros que se dejan pegar con tal de tener un amigo, por lo tanto tan importante es saber sumar como pedir ayuda, saber defenderse, tomar decisiones, respetar, empatizar con el dolor de otro, ofrecer ayuda, saber escuchar, etc.
Siete hábitos de los padres brillantes
- Los padres brillantes ofrecen su propio ser: es necesario dejarse conocer para crear vínculos sólidos y profundos, que nos permitan ser como un libro abierto para que conozcan nuestras emociones y conecten con ellas.
- Los padres brillantes nutren la personalidad: En general nos preocupa que los hijos sean malos comedores pero sin embargo no le damos ninguna importancia a la alimentación emocional. Tan importante es el cuerpo como la mente por lo tanto es necesario nutrir la personalidad por medio de la reflexión, el optimismo, la superación al miedo y la higiene emocional para que la mente no sea el cubo de basura de los pensamientos negativos.
- Los padres brillantes enseñan a pensar: Para conseguir este propósito es necesario educar con una actitud afectuosa cuando esperan una respuesta airada para hacer de cada lágrima una oportunidad de crecimiento.
- Los padres brillantes preparan a los hijos para los fracasos: enseñan paciencia, a tolerar la frustración y a aceptar un no entre otras cosas.
- Los padres brillantes dialogan como amigos: ¡Qué bueno es hablar sobre lo que somos, contar experiencias, decir lo que sentimos, en definitiva, enseñar a desarrollar su propia inteligencia emocional!
- Los padres brillantes cuentan historias: Esto nos permite desarrollar la capacidad para encontrar soluciones ante situaciones tensas.
- Los padres brillantes nunca desisten: Siempre hay que plantearse nuevos retos con nuestros hijos, pensar que todos podemos ser mejores personas.