Tengo miedo de que mi hijo se haga daño | Edúkame

Tengo miedo de que mi hijo se haga daño

"¡No corras que te vas a caer!"

0

Cuando los peques empiezan a desplazarse solitos, ya sea gateando o caminando necesitan practicar mucho para ir afianzando su nueva habilidad.

Al inicio de la marcha sus pasos suelen ser torpes y, aún así, muchas veces quieren correr a pesar que su paso no es nada firme.

La mamá/papá, abuelo/a, o cualquier otro adulto le suele decir “¡no corras que te vas a caer!”, y si al cabo de pocos segundos se confirma su predicción le puntualiza “Ves, ya te lo había dicho yo”.

parqueinfantil

En los parques infantiles abuelos/as y mamás/papás van detrás de sus pequeños avisándoles constantemente de lo que sí pueden hacer y de los que no “No te subas en ese trenecito que te vas a caer”, “Ten cuidado que ahí te puedes hacer daño”, “No pases detrás del columpio” “Baja de ese tobogán”, “No, ahí no vayas”.

En casa tienen necesidad de probar infinidad de veces sus capacidades motrices y por eso intentan una y otra vez subirse a las sillas, a las camas, al sofá, y luego probar también la hazaña de bajar. “No te subas que te vas a caer”, “Cuidado, cuidado!”, “¡Bájate!”

Lo que a nosotros nos parece un peligro porque siempre tenemos miedo que se hagan daño, para ellos es un necesidad. Cuando les estamos avisando “Te vas a caer”, lo que realmente les estamos transmitiendo es nuestro miedo.

Sí, nosotros tenemos miedo que se caigan, se hagan daño, se lastimen. Así que podríamos traducir el “No corras que te va a caer “ por “No corras porque yo tengo miedo que te caigas y te hagas daño”. A los peques no les importa tanto caerse o hacerse un poco de daño en las rodillas, cocos en la cabeza o rasguños. Ellos están preparados para esos pequeños infortunios del crecer, y además están deseando probarse a sí mismos constantemente.

Pero trasmitirles nuestro miedo, nuestra inseguridad es muy injusto. Nuestros peques de meses, de 1-2-3-4 años  y más! se sienten valientes, con coraje, con ganas de probar y aprender de la experiencia. Y nosotros, con nuestro miedo, les cortamos esas alas.

Yo reconozco mi miedo cada vez que veo a mi hija de 20 meses subirse y bajar sola de su silla. Para ella es un reto motriz que cada vez que lo consigue le produce tremenda alegría y seguridad en ella misma. Cuando a veces se resbala y luego cae, llora intensamente y no por el posible dolor, si no por la frustración de no haberlo conseguido.

¿Te has caído al intentar subir a tu silla, verdad? Tranquila, poco a poco aprenderás a poner bien los pies y las manos. Inténtalo de nuevo así… Y le voy indicando dónde puede poner los pies, las rodillas, las manos para que se pueda subir ella sola con seguridad.

Lo ideal es mostrarles y explicarles cómo deben hacerlo, para que así vayan practicando de forma correcta. Y cuando los veamos a ellos solitos/as enfrascados en estas hazañas, nos ponemos a su lado en silencio para estar al rescate en caso necesario.

Si te ha gustado compártelo... Un pequeño gesto para ti, una gran ayuda a todos.

Si crees que puede interesar a otras mamás compartelo en tus grupos de Whastapp.

Escrito por:

Cristina Garcia
Cristina Garcia

Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

Web: Edúkame Perfil G+: ver