Recursos para entender las emociones de nuestro hijo | Edúkame

Recursos para entender las emociones de nuestro hijo

Cuentos y mefáforas para acercarte al mundo emocional del niño

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A veces los padres no sabemos muy bien cómo llegar a conectar con el mundo emocional de nuestros niños.

Nuestra educación previa nos arrastra a dar razones, a explicar la lógica de las situaciones. Estoy segura de que en muchas ocasiones estamos dándonos cuenta de que esto no funciona porque no estamos llegando al niño y, sin embargo, no sabemos hacerlo de otro modo.

¿Qué podemos cambiar en nosotros para hacer más efectiva la comunicación con nuestros hijos cuando las emociones están por encima de las razones?

Un recurso para conectar con el mundo emocional

Los cuentos y las metáforas son herramientas muy útiles para conectar con el mundo emocional porque contienen el lenguaje simbólico que las emociones entienden y porque trasfieren la situación difícil a otro, lo cual permite ver el problema con perspectiva y encontrar más fácilmente soluciones. Además, son interactivos, atrayentes, alimentan la imaginación e invitan a que cada cual elija su propio camino.

Por otro lado, además de saber que son excelentes herramientas de comunicación, también hay que saber usarlas para no caer en el mismo error del chiste:

Un prisionero pasa la primera noche en la cárcel.

La cena transcurría sombría hasta que otro presidiario se levantó y gritó:

-Treinta y siete.

Todos los presentes rieron de forma casi histérica. Otro preso se puso en pie y añadió:

-Ciento catorce.- vitorearon los demás.

-¿Qué está pasando?- le preguntó el nuevo prisionero a su compañero de celda.

-Bueno- contestó-, la biblioteca de la prisión cuenta con un único libro de bromas y, como todos lo han memorizado, basta con que citemos la página del chiste.

El preso, que estaba ansioso por ganarse la simpatía de sus colegas, cogió prestado el libro y empezó a aprenderse las bromas de memoria. Al cabo de un par de semanas se sintió preparado para unirse a la juerga. Un día, después de terminar otra cena aburrida, se levantó y exclamó:

-¡Noventa y siete!

Todos se quedaron en silencio.

-¿Qué pasa?- inquirió el nuevo prisionero a su compañero de celda.

-Bueno- le dijo-, la broma que has escogido es divertida, pero tu manera de contarla deja mucho que desear.

Entrenándonos con cuentacuentos

Sin embargo, con entrenamiento los padres podemos salvar con solvencia este error.

Así que, si te encuentras ante una situación en la que tu hijo no atiende a razones, para, respira y busca una alternativa que te ayude a conectar con su mundo emocional: un cuento o historia inventada, un recuerdo similar de tu niñez, un cuento tradicional, un suceso de los dibujos animados que más le gustan, un chiste, una metáfora, la letra de una canción…

Cualquier recurso de los que ya tienes será bien acogido por su mundo emocional que, aunque no se haya podido salir con lo que quería en ese momento (que no te marches, irse a dormir, ver más tiempo la tele, etc.), al menos saldrá reconfortado por la presencia y la escucha que le hemos ofrecido.

Todos somos cuentacuentos y a nuestros hijos les gusta escucharnos y aprender con nosotros.

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Escrito por:

Ana Arribas
Ana Arribas

Pedagoga y coach especialista en inteligencia emocional

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