Los niños no solo aprenden en la escuela | Edúkame

Los niños no solo aprenden en la escuela

El verano es un buen momento para asombrarse y descubrir

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Este texto ha sido escrito por Catherine L'Ecuyer. Catherine es autora del libro Educar en el Asombro que acaba de lanzar su décima edición y de editarse en Italia y en Corea del Sur. Imparte conferencias  a maestros, padres, alumnos y profesores de magisterio  de varios colegios y universidades. Hace coaching para padres y tiene un blog “apego y asombro” en el que publica ideas relacionadas con el asombro, que recibe más de 12,000 visitas al mes.  - El texto forma parte del prólogo incluido en el número "Manual para un verano con niños".

Los niños no solo aprenden desde el momento en el que van al colegio.

Chesterton decía: “Los sabios más profundos no han alcanzado nunca la gravedad que habita en los ojos de un bebé de tres meses. Es la gravedad de su asombro ante el Universo. En cada niño, todas las cosas del mundo son hechas de nuevo y el Universo se pone de nuevo a prueba. Cuando paseamos por la calle y vemos debajo de nosotros esas deliciosas cabezas, deberíamos recordar que dentro de cada una hay un Universo recién estrenado, como lo fue el séptimo día de la creación. En cada uno de esos orbes hay un sistema nuevo de estrellas, hierba nueva, ciudades nuevas, un mar nuevo....”

Los niños pequeños se asombran delante de cualquier realidad, por el mero hecho que “sea” y se sorprenden delante de cada una de las modalidades del “ser” o de las leyes naturales de nuestro mundo: una persona, un niño, una niña, una abuela, un señor que pasa en la calle, un bebe, una flor, un insecto, una piedra, la luna, una sombra, la gravedad, la luz, un sueño, etc.

Los niños se asombran porque no consideran el mundo como algo debido, sino que lo ven como un regalo. Este pensamiento metafísico, es propio de la persona que constata que las cosas son, pero podrían no haber sido. Somos, el mundo es, contingente. Si dejamos de existir, el mundo sigue… Sin embargo, participamos de algo más grande… el mecanismo natural del asombro es precisamente lo que nos permite trascender del cotidiano y llegar a ello. Ver lo extraordinario que se esconde en lo ordinario… Lo que nos lleva a una actitud de profunda humildad y agradecimiento.

Así que podemos rodear a nuestros bebés de mucha belleza. Porque la belleza es lo que asombra.

Este texto es un fragmento del prólogo elaborado por Catherine L'Ecuyer y se incluye en el número de la suscripción premium "Manual para un verano con niños". Si quieres continuar leyendo más sobre el tema, puedes hacerlo suscribiéndote a la nuestro contenido aquí.

 

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Escrito por:

Rocío López Valdepeñas
Rocío López Valdepeñas

Maestra de Educación Primaria, especialista en Tecnologias de la Información y la Comunicación.

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