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La sexualidad infantil: curiosidad y juego

Qué debemos saber sobre la sexualidad infantil

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La sexualidad infantil es diferente a la sexualidad de adultos, y por tanto, es un grave error intentar valorar la sexualidad de nuestros niños y niñas pequeños tomando la sexualidad adulta como marco de referencia.

El desarrollo de la sexualidad infantil se inicia desde el nacimiento y va intimamente ligada a la afectividad que recibe el niño por parte de sus cuidadores, es decir, de sus padres: abrazos, besos, caricias, contacto, sostén, respeto y cuidado por su cuerpo. En la segunda infancia, es decir de 3 a 6 años, su desarrollo sexual entra en la fase genital (según unos autores, fálica según otros), donde su atención se centra más en sus genitales, y por eso, éstos empiezan a tomar más importancia entre sus juegos de observación, exploración, juegos con ellos mismos y con los demás niños y, también, sus preguntas.

Curiosidad y juego

 La sexualidad infantil se desarrolla y se expresa fundamentalmente a través de:

  1. La curiosidad de nuestros pequeños. Observación,  autodescubrimiento de las partes de su cuerpo en su totalidad,  manipulación de sus genitales y preguntas a sus padres.
  2. El juego: juegos con su cuerpo en solitario, o con otros niños y niñas de su edad como jugar a médicos, a mamás y papás….

La niñez es el periodo clave en el aprendizaje de la sexualidad, ya que la adquisición de la identidad sexual tiene lugar durante la infancia.

La infancia es una etapa rica en grandes descubrimientos por parte de nuestros protagonistas. Los niños y las niñas empiezan a conocer el mundo y un día descubren los dedos de las manos y otro día el dedo gordo del pie, los adultos que están con él le ríen y aplauden, pero estos mismos niños y niñas un día descubren que tienen órganos genitales y no comprender por qué los adultos cambian drásticamente su cara e incluso le apartan sus manos, y en ocasiones con mensajes de “ahí no se toca”. ¿Por qué no? ¿No es ésta una parte más de su cuerpo?

Los niños presentan curiosidad en este tema como lo hacen con cualquier otro tema de la vida cotidiana: con los colores, las cosas que giran, los sonidos, etc. Sí, si, para ellos es igual de fascinante jugar con el agua que cae del grifo, como tocarse con los dedos sus genitales, o observar los genitales de sus padres, o rozarse con el cojín en el sofá.

Sus preguntas: el derecho a saber

En su afán de conocer el medio que les rodea los niños también preguntan: ¿qué es esto? ¿cómo se llama? , y lo mismo preguntan con las partes de su cuerpo, de las de su padre o madre y también de la de sus hermanos o hermanas. Y ante estas preguntas debemos responder siempre de forma correcta, teniendo en cuenta el tipo de pensamiento de estas edades y la necesidad de adaptar los contenidos a su forma de pensamiento.

Yo siempre recomiendo que se responda utilizando un lenguaje sencillo pero correcto, (; no hace falta elaborar un gran discurso, mejor con frases cortas, mensajes sencillos y sin insistir más de la propia atención que nos muestra el niño.

La información les protege de los efectos de la ignorancia

Eso sí, siempre llamando a cada cosa por su nombre. Si se llama pene ¿por qué llamarlo colita?, si se llama vulva ¿por qué llamarlo “cosita”? ¿Verdad que a la cabeza, los pies, los ojos o las orejas los llamamos por su nombre y no les bautizamos con ningún otro que camuflen su verdadera identidad? Pues nuestros pequeños se merecen conocer los nombre reales, científicos de todas las partes de su cuerpo y también saber la verdad con respecto a sus preguntas sobre sexualidad (pene, vulva, culo, pecho, pezón, vagina, amor, coito, relación sexual,...)

El niño que posee información correcta y clara, no será víctima de las típicas bromas y sarcasmos que se dan entre algunos niños que por desgracia han entendido a una edad temprana que hablar de ciertas partes del cuerpo como los genitales es tabú, y como tal, se refieren a estas partes sin nombrarlas directamente, usando una terminologia grotesca y como objeto de bromas morbosas o insultantes. Estos niños, a través de estas bromas y sarcasmos, están reclamando desesperadamente la atención de amor, respeto, e información real y verdadera que no están recibiendo.

Así que el niño que sí recibe afecto e información clara y abierta sobre su cuerpo y desarrollo sexual, no caerá en las bromas ni abusos que van de la mano de la ignorancia.

Los padres también debemos aprender

Y por otro lado, los adultos también debemos informarnos de cómo piensan y evolucionan los niños durante su infancia. Huyendo también de la ignorancia de no actuar por no saber.

Cuando los adultos conocemos las características normales de cada edad no nos sorprenderemos ante las situaciones nuevas que se vayan presentando, y no nos cogerá por sorpresa cualquier situación; al contrario, lo veremos con total naturalidad. Un poco de información ahorraría muchos momentos desagradables tanto para adultos como para niños y niñas.

Ahora vamos a hablar de cómo afrontar los tocamientos en la infancia (guía educativa La sexualidad en la infancia, página 23)

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Escrito por:

Cristina Garcia
Cristina Garcia

Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

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