Cómo viven los más pequeños las fiestas navideñas | Edúkame

Cómo viven los más pequeños las fiestas navideñas

¿Cuáles son sus necesidades emocionales?

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El escrito que vas a leer pertenece al número de la suscripción Premium dedicado a "Las emociones y la Navidad". 

La temporada navideña trae importantes desafíos para los más pequeños que se resolverán de una manera u otra en función de su temperamento y de cómo los padres y educadoras sepan interpretar y atender a sus señales.

Muchos estímulos a su alrededor: luces, sonidos, caras nuevas y cambio de rutina

En estos días de diciembre las luces brillantes serán un constante en la vida del niño pequeño tanto por la calle como en su centro escolar (si acude) o en casa. Seguramente serán de su agrado y atracción y le gustará observarlas, pero también le puede cansar este exceso de estimulación.

El cansancio lo mostrará con su comportamiento, que puede que esté más irascible, lloroso o quejoso y pida más compañía o bracitos de lo habitual. Es muy importante que los adultos que están a su cuidado, ya sean sus padres o educadoras,  no dejen de atender esas necesidades y lo podrán hacer si están alerta a las señales que su actitud y conducta transmiten.

A los estímulos lumínicos, hemos de sumar también los visuales que en estas fechas adornan muchos espacios (decoración de paredes, el árbol de navidad, el Belén, etc.). También estímulos sonoros en forma de villancicos. Son muchos cambios para los más pequeños de la casa, que se deben tener en cuenta para poder atender sus verdaderas necesidades.

¿Qué necesita el bebé (niño menor de un año)?

Es importante poder ofrecerles la mayor tranquilidad posible y limitar los ruidos excesivos tanto en los centros infantiles como en los hogares. Con lo que más disfrutarán los bebés será con la tranquilidad de su aula, con los villancicos y con las pocas decoraciones en las paredes.

No estoy diciendo que no se decore, estoy proponiendo que limitemos el exceso de decoración pues será un empacho de estimulación que derivará en irritabilidad o incluso en falta de atención. En casa y con la familia seguro que el bebé vivirá encuentros familiares o encuentros especiales los días señalados de festividad, que alterarán su rutina habitual y sus horarios de comida y descanso.

Los bebés son muy susceptibles a estos cambios y lo demostrarán con su conducta y actitud. Puede que se muestren alegres y encantados ante tanta vida social, caras nuevas e ir en brazos de unos y otros, cosa que hará que los padres puedan estar más relajados y distendidos. O puede que el bebé se muestre lloroso y quejoso y pida constantemente estar más en brazos de mamá o papá que con los demás familiares.

Algo que hará que los padres tengan que estar más pendientes de su bebé que del ruido y diversión del encuentro familiar. Cada niño tiene su propio temperamento y ante la lluvia de estímulos y de cambios que suponen estas fechas, reaccionará de forma diferente para adaptarse a la nueva situación.

El temperamento condiciona su adaptabilidad a los cambios

A partir del año, los dos años, los tres años, los cuatro años, etc. también es importante atendamos cómo el niño o niña se adapta a los cambios de estas fechas y lo explico en el siguiente apartado a través de su temperamento. Su temperamento determina cómo se adapta a sobre estimulación y cambios

Tener en cuenta el temperamento que tiene cada niño es una buena ayuda pues éste condiciona su adaptabilidad a los cambios. Si tanto padres como educadoras lo observamos y lo respetamos, podremos ofrecer a cada niño o niña, lo que realmente necesita a nivel emocional para tranquilizarse.

El temperamento es innato y está vinculado estrechamente a lo biológico, es decir a la carga genética heredada por sus padres y condicionará de cierto modo, la forma cómo reaccionará al  ambiente.  No lo debemos confundir con el carácter, pues éste se va formando en función de lo que se va recibiendo del entorno y está condicionado por el aprendizaje. La combinación e intensidad del temperamento y del carácter es lo que forman la personalidad, de ahí que cada persona sea única e irrepetible.

No etiquetar ni encasillar

Conocer los diferentes tipos de temperamento es algo orientativo, como una guía sobre cómo atender las señales de su comportamiento y,  sobre todo, cómo atenderlas emocionalmente

Jamás debemos usar esta información para encasillar al niño o niña bajo una etiqueta de miedoso, travieso, impulsivo, prudente, etc. Que sirva para justificar su comportamiento sin atender sus necesidades, agravando con ello aún más sus carencias.

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Escrito por:

Cristina Garcia
Cristina Garcia

Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

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