Cómo mejora el rendimiento académico la educación emocional | Edúkame

Cómo mejora el rendimiento académico la educación emocional

Las emociones influyen en el rendimiento

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Hay muchos factores que influyen en el éxito académico de los niños pero, sin duda, las emociones son uno de los factores más importantes.

De hecho, existen tres elementos clave que cambian radicalmente la forma en que los niños se enfrentan a sus tareas escolares:

  • Actitud Responsable
  • Actitud Proactiva
  • Autoestima

La Actitud Responsable

La actitud es la forma como decidimos afrontar una situación. En el caso que nos ocupa, la actitud responsable es la de aquél niño que no busca excusas fuera, sabe que los resultados están bajo su control y por lo tanto, el éxito o el fracaso dependen de él.

Los niños con actitud responsable han aprendido que detrás de un esfuerzo hay una recompensa, porque lo han vivido y lo han interiorizado. Y esta recompensa va más allá de la nota que obtengan en su examen. Es una recompensa emocional en forma de satisfacción, de autorealización y orgullo. Son emociones muy potentes y motivadoras. Por eso, si les ayudamos a ser más conscientes de las emociones que sienten tras haberse esforzado y logrado un éxito y a la vez les acompañamos en las emociones negativas que surgen tras un fracaso por no haberse esforzado, estaremos logrando que nuestro hijo aprenda el valor de la responsabilidad y esté motivado por esforzarse para volver a sentir esa satisfacción y el orgullo de haber conseguido algo que inicialmente le parecía complicado.

Compartir estos sentimientos, ponerles palabras y sobretodo, demostrar que el esfuerzo ha valido la pena, son las claves para fomentar una actitud de responsabilidad.

La actitud Proactiva

La proactividad significa realizar las cosas sin que nos las tengan que recordar, saber qué hay que hacer y cuando. Significa avanzarse y tener iniciativa. El problema de muchos niños es que dejan sus tareas para el último momento y tenemos que insistir mucho en que vayan a hacer sus deberes, andar detrás de ellos para ver si lo han terminado, etc. Esto genera malestar tanto para los padres como para los niños, ya que las tareas escolares se acaban convirtiendo en un foco de discusiones continuo y los niños acaban relacionando sus tareas con emociones muy negativas, de modo que el rechazo se va haciendo mayor.

En estos casos, lo mejor es parar un momento y proponer un cambio a tu hijo. ¿Qué tal si lo planteamos como un juego? Durante una semana tu hijo tiene que terminar sus tareas en un tiempo que ambos pactéis, tu no puedes recordárselo y tampoco puedes enfadarte si no lo hace; a cambio él tiene que enseñarte sus tareas completadas cuando acabe y así tendrá una recompensa extra, por ejemplo más tiempo de juego contigo. Después de este experimento, analizad juntos qué emociones sentíais antes, qué emociones sentís ahora, qué beneficios emocionales os aporta hacerlo de este modo.

Tu hijo se dará cuenta que ha pasado de sentir rabia y disgusto por tener que hacer sus deberes, a sentir orgullo y felicidad, ganar más tiempo de juego y sobretodo una relación mucho más satisfactoria con sus papás. Todos los niños quieren eso, sólo hay que ayudarles a darse cuenta, y poco a poco esta actitud proactiva formará parte de su ser.

La autoestima

Ya hemos hablado en diversas ocasiones sobre la autoestima. Tiene un papel importantísimo en todo lo que hacemos, porque es la forma como pensamos sobre nosotros mismos y se activa cuando tenemos que enfrentarnos a algo difícil o diferente a lo habitual. Entonces surge la pregunta ¿lo conseguiré?  Y nuestra autoestima nos contesta.

Con una autoestima alta nuestros pensamientos nos animan a intentarlo y a buscar la manera de lograrlo. Pero una autoestima baja destruye totalmente nuestras expectativas, hasta considerar “no lo voy a lograr, más vale que ni lo intente”. Cuando un niño se dice eso -y créeme, hay mucho niños que viven así sus aprendizajes-; se siente totalmente indefenso.

En esta situación necesita que sus papás compartan con él palabras y emociones positivas sobre sí mismo, ya que él no es capaz de hacerlo. Si sus papás le acompañan en este proceso y le ayudan a interiorizar estos mensajes positivos, pronto irá demostrándose a sí mismo que son ciertos, tendrá la seguridad necesaria para empezar a confiar en sus posibilidades y por fin podrá sentir la satisfacción de haberlo conseguido, mejorando así su autoestima.

Existen otros factores que influyen en en rendimiento académico, pero tras mi experiencia considero que estos son los más importantes. 

  • Un niño que tenga una buena autoestima confiará en sus posibilidades. Primera barrera superada. 
  • Si además tiene una actitud responsable, sabrá que su esfuerzo es la herramienta que le permitirá conseguirlo y lo utilizará. Segunda barrera superada.
  • Si además tiene una actitud proactiva, irá siguiendo perfectamente el ritmo escolar y podrá mejorar considerablemente sus resultados. Tercera barrera superada.

Fijate que para superar estas barreras es imprescindible reflexionar con el niño sobre sus emociones, ya que es justo en este aspecto donde los papás tienen la posibilidad de mejorar el rendimiento de su hijo.

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Escrito por:

Irene Seguranyes Ventura
Irene Seguranyes Ventura

Psicóloga infantil, especialista en e-learning (educación y TIC)

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