¿Cantidad o calidad de tiempo para nuestros hijos? | Edúkame

¿Cantidad o calidad de tiempo para nuestros hijos?

Los pilares del mundo emocional en la infancia.

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Estamos habituados a vivir en las prisas, las exigencias y las expectativas y, cuando no estamos atentos, lo transmitimos en nuestra manera de estar y acompañar a los niños. Hablé ya en otro post sobre el significado de Estar Presente y tiene mucho que ver con lo que escribiré hoy. 

¿Qué es mejor cantidad o calidad de tiempo para estar con los hijos?

Personalmente, creo que ambos son necesarios. Los momentos de calidad a lo largo del día pueden ser muchos y muy buenos: cuando les despertamos/acostamos, durante las comidas, al llevarles al cole, al hacer la compra, subiendo en el ascensor, esperando en una cola… Cada uno de los momentos en los que tenemos al niño a nuestro lado lo podemos convertir en segundos, minutos u horas que sumen cantidad y calidad de nuestra presencia, de manera que dejen huella en su vida.

Los pilares del mundo emocional

¿Qué quiero decir con esto? Desde la inteligencia emocional, la estructura que conformará el mundo emocional del adulto se va construyendo desde la misma fecundación hasta aproximadamente los primeros 12 años, aunque la etapa 0-6 cobra una especial importancia. Esta estructura emocional tendrá dos pilares fundamentales:

  • la Confianza,  que viene dada por la percepción personal que el niño vaya teniendo de sí mismo en cuanto a sus propias capacidades y recursos y la percepción que tenga de los demás. Esta percepción estará influenciada por sus adultos referentes.
  • la Seguridad, que ha de ser proporcionada por su entorno más cercano y ser tanto física como emocional.

Con la combinación de nuestra presencia física y emocional  conseguiremos, momento a momento, que los niños vayan afianzando los pilares de seguridad y confianza que necesitarán para su vida futura.

El arte de equilibrar necesidades

¿Cómo conseguir esto?

No hacen falta grandes despliegues de medios para conseguirlo ni tampoco un tiempo determinado, es algo que se consigue poco a poco: una mirada, una sonrisa, una palabra, un guiño, una caricia, una broma… Son gestos que llenarán nuestra alma y la suya, mientras continuamos haciendo lo que tenemos que hacer CON ellos, es decir, teniendo en cuenta su presencia y ofreciéndoles la nuestra.

En este sentido, también es importante lo que nosotros necesitamos y podemos poner límites a nuestra presencia física y emocional con ellos, pero sin olvidarnos de comunicar al pequeño lo que necesitamos y podemos ofrecerle en cada momento. Ése es uno de los desafíos que tenemos como padres: buscar el equilibrio entre lo que ellos necesitan y lo que necesitamos nosotros, desde el Amor y a través de la Presencia.

Los pequeños gestos son la llave con la que podemos ganarnos su respeto, su confianza y su complicidad.

Los pequeños gestos cuentan para sus vidas y para las nuestras.

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Escrito por:

Ana Arribas
Ana Arribas

Pedagoga y coach especialista en inteligencia emocional

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