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¿Por qué llora mi hijo cuando lo recojo en la guardería?

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Mi hija de 2 años lleva tres semanas yendo a la guardería. Sé que es normal que llore cuando la dejo porque se está adaptando pero también llora cuando vamos por ella. ¿Es normal? Me tiene angustiada pues yo supongo que debe salir contenta.

1 Respuesta
Cristina Garcia
Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

Linni, que tu hija salga llorando en esta fase de adaptación escolar es muy normal. Es tan normal que llore cuando la dejas en la guardería como cuando la vas a recoger.

Lo he visto en muchas ocasiones, niños que durante el día estaban bien, jugaban, participaban sin llorar durante todo el día, hasta que veían a sus madres a la hora de la recogida que entonces rompían a llorar, incluso algunos, con bastante fuerza.

Las madres se quedaban bastante preocupadas y les interrogaban en busca de un explicación ¿por qué lloras?, ¿qué te ha pasado?, ¿te duele algo?, ¿te han hecho daño?

Yo les indicaba, si quieres ayudar a tu peque deja que hable tu cuerpo, tus abrazos, tus caricias, tus besos y sobre todo tu corazón. No le preguntes, simplemente ofrécele tu presencia, estás aquí para él y ahora mismo no tienes nada más importante que hacer que compartir con él vuestras emociones.

Vaciar sentimientos de alegría y tristeza

Tu hijo llora porque

  • te ha echado de menos,
  • porque contigo se siente protegido y aquí ha tenido que sacar habilidades nuevas para adaptarse y eso supone mucha tensión interior,
  • porque se ha sentido en muchas ocasiones inseguro,
  • porque no estaba del todo seguro que lo volvieras a recoger,
  • porque temía te olvidaras de él,
  • llora de alegría porque lo has venido a buscar,
  • llora de satisfacción  porque ha sido capaz de superar muchas horas sin ti, en un lugar que no es su hogar (ni el de sus familiares) y es una experiencia nueva en su corta vida.
  • llora de alegría por verte porque te quiere y te necesita mucho,…

Una ambivalencia de sentimientos que necesitan vaciarse y llorar en tus brazos sin preguntas y sin más explicaciones es una buena opción.

Seguramente tu corazón también habrá pasado momentos de echarlo de menos, incluso de tristeza o de angustia pensando en tu hijo, en si estará bien, en cómo desearías estar con él en vez de estar trabajando, …. De eso es de lo que sí podéis hablar “si cariño, yo también he pensado mucho en ti, también tenía muchas ganas de verte, de abrazarte, y también he estado triste. Ahora me siento mejor porque estamos juntos”.

Permiso para llorar

Tus palabras salidas desde tu corazón puede que lo hagan llorar un poquitín más, pero será porque se está sintiendo con el permiso de poder hacerlo (y lo necesita).

Las preguntas o intentar darle soluciones verbales no os ayudarán mucho. Tu peque no se sentirá entendido emocionalmente y no podrá vaciarse y eso acaba transformándose en malhumor, mala conducta, más llanto y, por tanto,en riñas y enfados.

Esta fase durará el tiempo que tu peque lo necesite. Este llanto es liberador para él y puede durar semanas como meses, hasta que coja seguridad de ti y por él mismo.

Vacía también tus sentimientos

Si te cuesta acompañar a tu hijo, si te hace sentir muy mal este llanto y no te ves capaz de ofrecerle la paz y el tiempo que necesita, observa qué es lo que a ti te está moviendo interiormente

  • ¿culpabilidad por….?
  • ¿remordimientos por…?
  • ¿sentimiento que lo abandonas?
  • tristeza por...

Darte cuenta de tus emociones, sin opinar sobre ellas, sin criticarlas ni justificarlas, sin buscar más solución que la de vaciarlas es lo que te permitirá ayudar a tu hijo (y a ti misma).

 

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Cristina Garcia

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