La oca o el parchís con niños pequeños | Edúkame

La oca o el parchís con niños pequeños

Juegos de mesa para practicar habilidades matemáticas y normas de juego

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Jugar a la oca o al parchís con los niños a partir de los 4 años es una buena herramienta para que vayan aprendiendo a contar y sumar, y por tanto, a través del juego practiquen sus nuevas habilidades matemáticas y las vayan consolidando.

Respetar su ritmo en el juego

Hemos de tener muy presente que el juego debe respetar el tiempo que el niño pequeño necesita para coger los dados, moverlos, tirarlos, contar por él mismo los puntitos del dado y mover la ficha. Todas estas acciones necesitan un tiempo determinado que variará si el niño tiene 4 años, tiene 6, tiene 10. El tiempo del adulto es muy diferente al tiempo del niño.

Si el niño es pequeño no hagas las cosas por él (ni contar, ni tirar los dados). Motívalo o hazle de guía para que vaya cogiendo seguridad en sus nuevas habilidades de saber contar los dados o las casillas. En un principio podéis mover juntos su ficha y a veces él solo. Podéis empezar con una sola ficha y reglas sencillas. Y conforme vayáis jugando y veas que el niño coge seguridad vais incorporando más fichas y normas, en el caso del parchís.

Que ganar sea sólo una motivación, no el objetivo único

Para los niños pequeños ganar es importante, les motiva este deseo. Pero tú como adulto no fomentes este final. Te puedes centrar más en motivarlos para que sean ellos los que vayan contando, respetando su turno, respetando las normas, sumando bien los dados, guiándoles cuando se atascan.

Aprendiendo en familia

Además de habilidades matemáticas, también van practicando, y por tanto, aprendiendo

  1. A esperar su turno. Para los más pequeños, esperar para conseguir algo es difícil por la inmadurez de su cerebro, pero practicando esta espera en el juego es la mejor manera de ir ganando en madurez.
  2. Respetar las normas. Los más pequeños, desean hacer las normas a su antojo: cambiando el color de las fichas, ahora muevo para adelante y luego para atrás, etc., y un sinfín de variedades que deben encontrar como respuesta la aplicación de las normas del juego:”hoy tu ficha es siempre la verde, la mía la azul;, se mueve siempre hacia adelante, ahora no es tu turno, etc.”.
  3. Tolerar la frustración. Cuando no sale el número que ellos quieren, cuando no ganan, cuando se les come una ficha, cuando caen en la casilla que no les gusta, etc. les supone una frustración. No cometas el error de remediar su enfado cuando cae en un casilla que le quita su turno (en el oca, por ejemplo) de saltarte esa norma para compensarlo (tal vez pienses “como es pequeño y no entiende”, pero es un error). Si lo haces, le estás quitando la oportunidad que ejercite su propia capacidad de integrar la frustración. Esta capacidad solo se desarrolla si se practica, y es necesario empezar a hacerlo desde la infancia.
  4. Se aprende del contacto, de la presencia de pasar tiempo juntos los niños con sus padres o abuelos o,... Es un tiempo que se dedica a estar con ellos y por ellos, jugando, riendo, enfadándose, acertando, rectificando, mostrando, perdonándose, en definitiva, aprendiendo.

Ya sabes, este verano llévate de vacaciones un parchís o una oca. Encontrarás tableros con variados diseños y características: pequeños y magnéticos, grandes y personalizados, grandes y para jugar en el suelo, etc. todos ellos con las misma función de jugar aprendiendo.

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Escrito por:

Cristina Garcia
Cristina Garcia

Pedagoga, Terapeuta infantil, Orientadora familiar, fundadora de Edúkame

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